28 abril, 2006

Apreciar el pasado

Cena con amigos, según se había planteado. Por razones variopintas, no fue en la casa de los amigos sino en el restaurante más cercano a la casa: un pequeño huequito con rejas a un lado y al frente, casi sin paredes, y que no ostentaba ni nombre ni señas de las lujurias culinarias que allí se preparan. Comida del norte de China y me rehúso a dar el nombre (que no tiene) ni la dirección (que sí me sé) porque se me va a volver "lugar popular" y no lo quiero... bastante que nos costó conseguir lugar para comer!

Entramos y las 5 mesas del lugar estaban ocupadas... 4 aquí, 6 acá, 4 allá, un señor más allaíto... "yo no veo como mucho asiento, no?", oí decir a quien iba a mi lado. Casi sin analizar mucho las palabras dije "no... no veo lugar..." Y de verdad no había sitio como no fuera en el piso, detrás de la última mesa y antes de la entrada a la cocina.

"Bueno, si quieren, se pueden sentar aquí y compartimos la mesa" dice el señor que estaba sentado solo. La mesa era lo bastante grande como para albergarnos a todos. Le dimos las gracias con una sonrisa muy grande y un sentido de amistad espontáneo. Había surgido de la nada pero se sentía muy claramente.

En un momento nos dieron el único menú en español del lugar. Sin perder tiempo le pedimos a nuestro amable anfitrión, el Sr L, que nos diera una sugerencia sobre qué comer. Luego de un par de recomendaciones y consejos en un perfecto español, decidimos qué escogeríamos del menú y se lo pedimos a un camarero “improvisado” que parece ser alguien que asiste pero no es parte del personal del restaurant, a juzgar por las bromas que le hiciera el bonachón Sr. L.

Mientras esperábamos la orden, le pregunté de qué parte del norte venía él. En realidad es un taiwanés acostumbrado a comer a la manera norteña porque su padre estuvo mucho tiempo vinculado con altas esferas del poder chino. Le hablé de una antigua amiga de origen taiwanés con la que había estudiado yo y otra de origen pekinés... y me preguntó de los apellidos para saber si conocía a las familias de ellas.

Como antigua inmigrante y acostumbrada como estoy a oir acentos y casi no notarle alguno en español al Sr L., le pregunté cuantos años tenía en el país. No sólo nos dijo que tenía 18 años sino que estaba casado, nos habló de sus hijos “tremendos”, de cómo conoció a su esposa, de cómo empezó a trabajar acá y cómo fue que llegó a ser lo que hoy es, lo que le hace felíz de su vida y, quizás, uno de los secretos más importantes de su vida...

“Uno no se puede lamentar de su pasado, hay que apreciar el pasado...” Y sonreía levemente... “no hay pasado malo, sólo nos enseña...”. Hizo memoria de su vida y nos habló de la tragedia de la Guaira. En el año 1999 él, su esposa y sus 3 hijos, vivían en Carmen de Urea... “Logramos salvar la vida pero salimos sin nada, nada, nada... nada... subimos el cerro y nos llevaron por helicóptero entre los rescatados y salimos sin nada de nada... pero salimos vivos...”

Si eso no fuera bastante para ilustrar su pedazo de filosofía, nada despreciable ni sensiblera, dice “lo material? Eso no vale nada... vale la vida de la gente que uno ama... mi esposa todavía lamenta mucho perder las fotos de los primeros años de los muchachos y se reúne con amigos de amigos, familia y conocidos para sacar copias de las fotos y rehacer los álbumes... pero eso no importa! (risas) Eso no vale nada... yo se lo digo pero ella se lamenta mucho de las fotos... estamos vivos...”

De golpe se me removieron muchas cosas por dentro que el Sr L. nunca supo ni sabrá, pero que mi compañero al lado sí notó. Quizás por eso me cogió de la mano y me apretó un poquito... Hice clic en ese momento pero la historia del Sr L. se había hecho mi relato y mi historia, mi Carmen de Urea personal se parecía al “salvar la vida pero salir sin nada” del que salió él con su familia... y comprendía la inmensidad de lo que me decía y me ilusionaba saber que, en algún tiempo, quizás hablaría yo así como él de lo mucho que el pasado le enseña a uno y que, realmente, nada en nuestras vidas ocurre por accidente sino con el fin de enseñarnos algo que nos hará ser algo más allá de lo que nunca soñamos ser...

El siguió hablando sin saber lo que me había producido su historia. Nos contó muy poco sobre lo difícil que fueron los primeros 6 meses y nos confesó que, poco a poco, se pusieron a flote de nuevo y ahora están muy bien. El va y viene por 3 sitios de Venezuela y casi cada mes va a visitar a su esposa y sus hijos, radicados ahora en un sitio que él define como “allá no hay río ni montaña, ni llueve casi, así que estamos tranquilos!” y reía con sus cachetes regordetes y sus ojos diminutos, con una dicha que le venía de dentro... con una dicha que se alcanza cuando se está feliz, realmente feliz porque se tiene todo lo que se puede y se debe tener y se aprecia en toda su dimensión lo que se tiene y se ha conseguido.

Esa capacidad de maravillarse cada día, de querer reinventarse cada día aunque nuestra actividad profesional sea la misma, ese querer abrazar cada instante con calma y plenitud, esa pasión de construir cada minuto un pedacito de la historia personal sin olvidar lo que el pasado nos regaló... esa convicción que nos hace aceptar que aún el pasado más feo nos ha regalado cosas... que el presente nos regala cosas... que todo es un regalo... eso, eso es lo único que nos hace salir del fango pestilente, de la ciénaga putrefacta en la que nos hallamos y convertirnos en una flor hermosa, elegante, de perfume delicado, de belleza contundente y de simbolismos inequívocos para los que nos saben contemplar con más de una mirada... esa es la convicción que nos hace evolucionar de lodo a flores de loto. Le representación más perfecta del hombre, según Buda.

Gracias, Sr. L., por la cena, por la lección y por hacerme ver que sí estoy en el camino, sólo que todavía estoy muy concentrada en acumular energías para nutrir ese capullito que ya se ve en mi plantita... pero pronto, lo sé, llegaré a florecer para ser algo hermoso que nunca pensé que llegaría a ser...

25 abril, 2006

La palabra más bella del español

El 23 de abril se celebra el día del idioma. Es también día internacional del libro. Y es día del aniversario de la muerte de Cervantes. Menudo día. Por una se llega a la otra pero hay 3 efemérides ese día. Una minucia pues. Además de que es día de San Jorge, patrono de los caballeros... como el famoso hijodalgo de la Mancha que nos legara el inmortal Cervantes.

Claro, como mi vida ha dado un vuelco atroz en estos tiempos, me parece casi motivo de burla el haberme olvidado por completo del significado de la fecha. Me lo recordó un amigo mientras estaba hablando conmigo antes de entrar a un concierto memorable. "Feliz día!" me dijo "y yo le dije "día de?" Y bueno, por lo menos sabía que no era el de San Gerónimo, patrono de los traductores... "Del idioma..." me dijo mi amigo.

Bella cosa la del idioma. Tras ver cómo se hace de indispensable saber uno, el que sea, siempre que sea el que corresponde con el sitio en que se vive, valoro tanto pero tantísimo aquello de mi idiosincracia lingüística, que a veces creo que lo estoy idealizando. Amo los tres idiomas que hablo pero me recreo tan gozosamente en el único que puedo llamar lengua materna, que siento que soy una privilegiada por saber apreciar la grandeza de este "montruo" que tenemos por idioma. Y a la vez me parece que no sé casi nada de él.

Me encantan los colores y los sonidos de los otros dos idiomas que manejo, las palabras que no sostienen valores fijos o que no pueden traducirse (como el "soberbio" del español o el "époustouflant" del francés o el "quiksilver" del inglés... ) o los falsos amigos y jugarretas varias que nos regalan todos los idiomas al tratar de asimilarlos a otra lengua.Y me consigo ayer con que la prensa registra un hecho curioso: 3.364 electores, de entre 41.022 votantes intenaúticos, propusieron a "amor" como la palabra más hermosa del idioma español. Los electores propusieron más de 7 mil vocablos diferentes y argumentaron sus elecciones. Al final, resultó ganadora, con mayor número de votos, la palabra más compleja después de "sí" y "no".

Bella, es hermosa. Salió ganando por significado, no por sonoridad o color, no por melodiosidad (porque en esa se llevababa el primer premio "azahar", vocablo venido del árabe) ni exotismo... por significado.

Que cada quien lo ve como lo quiere ver. Al punto que una internauta, desde Santiago de Chile, dijo que era como la negación de la muerte por aquello de que "a-" es la negación de "mor", muerte. Y a ella le parece fabuloso lo mucho que dice esa palabrita que, según la electora, nos invita a vivir.

Vivir, vivir, vivir... qué oportuno para el significado final de lo que el amor es. Sin amor nos volvemos locos todos. ¿Quién no anhela por una sonrisa de otro ser que lo aprecia? Por no decir que a todos nos gusta sabernos apreciados, estimados y considerados por un ser al que también consideramos, apreciamos y estimamos. Y nos hemos inventado tipos de amor: filial, romántico, platónico, carnal, pasional, desenfrenado, enfermizo, culposo...

Unos más "sanos" que otros, todos los tipos de amor nos devuelven una verdad única: lo necesitamos, lo llevamos por dentro y aspiramos alcanzarlo. A veces son curiosos los modos en que se ama a otro o se busca el amor para sí, pero nadie se mueve sino persiguiendo amar y ser amado.

Amor, la palabra más hermosa del castellano. Encierra tantos significados como pequeña es... y es tan compleja de decir cuando no se la siente entera como fácil resulta de escribir en los cuadernos de inciación a la escritura de los niños de primaria y preescolar.

Amor, amor, amor... vida, vida, vida...

21 abril, 2006

Decidir agradecer

Muchas cosas han pasado en mi vida desde hace algún tiempo. hoy fue un día movido. Ayer también. Tengo una semana que ha sido más o menos intensa. Un amigo se pelea la custodia de su hija nuevamente... después de 6 años de ser él la madre y padre de la niña. Tras recomendarle que hable con la madre y la niña, parece que al final sale ganando. Una amiga pierde el trabajo a días antes de mudarse a una nueva casa. Tras recomendarle que se deje de bobadas, que lo que tiene por delante vale más que lo que deja detrás, se decide gozosa a abrazar lo que le venga, a no llorar tanto o lamentarse con tanta incertidumbre justo ahora. Otra amiga se debate entre dejar al novio o seguir con él por un conformismo cómodón de 4 ó 6 años de relación versus "sentirme sola"... a ella no puedo aconsejarla porque tanto ella como yo sabemos que la decisión debe tomarla ella y nadie más, y en función de lo que ella siente y no lo que siente el mundo que la rodea a ella.

A veces, como en el caso de mi amiga indecisa, sólo puedo esperar que su herida le pida cura y ella decida hacerle caso. A veces puedo hasta tender una mano y ayudar en algún menester como para aliviarle la carga a alguien que está gobiado. A veces es a mí a quien le tienden la mano seres pequeños que llaman "del cotidiano", seres que vienen a ponerme a reflexionar sobre una cosa o a hacerme entender el inmenso valor del amor que nace por el simple hecho de que uno es como es... la gente lo quiere a uno simplemente porque uno es como es. Es un milagro, saben? Eso es un milagrito que no me parece tan común, como generalmente se consideran las cosas del cotidiano...

Y hoy me da por pensar que mientras la vida te ponga a pensar en cómo resolver situaciones encontradas e intensas, mientras tengas alegrías que se acompañen de tristezas (como suele ocurrir en el gran teatro de la vida), mientras tengas emociones que te hagan anhelar paz, puedes sentirte dichoso...

Por qué? No porque signifique que todavía tengas vida y la vida es lo más importante y tal y cual...

... sino porque la vida se ha dado cuenta de que tenías mucho tiempo con los muebles en el mismo lugar y ya se aburrió de verlos igual y te cambia las cosas de posición, las emociones te las desperdiga y el corazón te lo acelera. Todo porque se da cuenta de que te puedes aburrir con el mobiliario siempre igual. Se acuerda de tí y en plan amiga lo arregla...

Y creo que debo agradecerle a la vida por tomarme tan en cuenta y hacer una renovación total en el apartamento de mi vida...

18 abril, 2006

Comilona sabatina

Desde que volví a mi tierra no me canso de regodearme en las pequeñas cosas conocidas, los pequeños puntos de coincidencia con gente querida de antes y querida de ahora, las complicidades desordenadas, la facilidad para organizar y dar vuelta a las agendas que tiene la gente por acá, compartir referentes culturales y visiones del mundo, callarme para oir y ver y hablar para hacer que me respondan cosas que no me imaginé estar oyendo jamás...

Desde que llegué de nuevo a mi tierra no hago sino pasearme sensualmente por todo lo que la conforma. Regreso a mi infancia en olores como los del tamarindo y la parchita, se me despierta la alegría en el vuelo de un pajarito entre bucares y apamates, se me detienen las manos en la textura de un chinchorro tejido con palma de Moriche o en la soga de lazar terneras, se me detiene la respiración al ver un cielo de arriba a abajo cubierto por un terciopelo de matices rosas y azules perfectamente degradados... o al ver pasar un transeúnte suicida que tranquilamente atraviesa la Francisco de Miranda a pesar de que el carro parece que se le va a lanzar encima. Se me llenan los oidos en el sonsonete del maracucho y el caraqueño, en las coplas y los versos, en los acentos del norte al sur del continente... he vuelto a mí, a mi pedazo de tierra, a donde soy, de donde vengo... He vuelto a donde no quiero dejar de estar.

Y así, me ha vuelto al espíritu la generosidad y la apertura emocional. Eso de cocinar para amigos, por ejemplo. Es que no se puede cocinar para nadie sin tener amplio el espíritu, sin querer obsequiar al otro con un regalo intangible que no sólo nutre al cuerpo sino a la memoria y los recuerdos. Se siente, cuando a uno le hacen la comida con amor, saben? No me sabe a lo mismo la sopa de tomate de un restaurante y la de mi amiga C, cuando la visitaba en su casita en Brujas...

Pero como la vida no se cansa de regalarme cosas lindas, me he encontrado con gente que comparte aficiones y amores conmigo y, así, he hallado seres que disfrutan lo de "cocinar para alguien, no para uno porque cocinar para uno mismo es aburrido y no inspira"... y con los que he hecho muy buenas migas en lo de "armar bochinche culinario". Y he retomado una costumbre que tuve por algún tiempo y que luego abandoné sin razón: invitar a un amigo a cocinar.

Sólo que, como todo en mi vida, la manera de retomar la costumbre ha cambiado: antes yo invitaba a un amigo (sí, era siempre un chico, no chica...) a cocinar en mi casa y armábamos almuerzo para mi familia. Ahora se ha constituido un grupo de 4 (que estoy tentada a bautizar de alguna forma.. acepto sugerencias!) que, por el camino que vamos, parece que armará "sesión ordinaria" los sábados o los domingos para arreglar el almuerzo en la casa de uno de los miembros. La propuesta hace que, sí o sí, sean dos miembros los que pongamos la casa y la cocina para el uso y disfrute del club y los otros dos pongan el salero, el toque humorístico y las buenas intenciones para ponernos a todos a chuparnos los dedos...

El domingo 9 fue "tarde de crêpes". Este sábado de Semana Santa fue "almuerzo opíparo". A este paso, más nos vale armar una semana ajetreada porque los fines de semana se me hace que serán de "desmanes calóricos".

Si de la tarde de crêpes apenas hice mención en algún post, fue simplemente porque la propuesta no se había formalizado y quedó casi como "una excusa inusual para reunirse con amigos". Ahora que la cosa va por la segunda semana, la narración de la reunión semanal no será, forzosamente, algo regular en mi página. Pero si se consiguen con recetas, comentarios y anedas culinarias los lunes, ya saben por donde vienen las cosas!!

Así pues, este sábado nos fuimos de Cataluña a Francia. Un paseito de esos... gozosos y ajetreados. Gratinado de papas con anchoas (aquí la receta en catalán... acá, la del español...) y de postre unas manzanitas acarameladas con ron y acompañadas con helado de mantecado (o vainilla, según algunos... la receta por acá...). De tomar? Ah! sí, con el gratinado no se nos ocurrió nada mejor que un Cavernet Sauvignon 120 de Santa Rita (un chileno con olor a frutas, maderita y tierra, mucha tierra... divino!). Con el postre? El licor de naranja y ron que hace Bodegas Pomar. Ron del bueno, ron con sabor a fresco, ron muy volátil, delicado, sutil... se evapora al contacto con la lengua y todos los olores y sabores se despliegan en el paladar... sutil, muy sutil... se le anestesian a uno los sentidos del puro disfrute...

El resto de la tarde fue de conversa amena, de fotos de viajes, de anedas, de autores plásticos catalanes, de café con leche y galletitas de chocolate, de velos árabes, de agapornys, de helado de mantecado (vainilla para algunos) con trocitos de cambur (banano, plátano) y salsa de chocolate, de tejido y de bromas...

Para muestras? Las fotos. Esta vez si tomamos. La fotógrafa se lució con tomas impublicables de los cocineros. Impublicables por aquello de cuidarnos el anonimato... pero muy simpáticas y llenas de esa chispa que sólo se ve cuando la gente sabe lo que significa unirse por ideas, opiniones, visiones del mundo, sentires y gustos culinarios... Gracias muchachos!!! Y sí, sorry for you, mon enfant térrible, pero c'est la vie!! 'Till the next time? jajajajaja...

(bueno, blogger no me quiere dejar montar las fotos y debo poner la receta en español pero no me deja tampoco!! Ya probaré otra vez en estos días y veremos qué tal queda todo junto. Se va a ver de chuparse los deditos!)

11 abril, 2006

De cine y amores...

"Quieres ir a ver una película del ciclo de cine francés?"

Con esa pregunta me salieron ayer a las 4:30 de la tarde. Estaba yo en conversa paralela con una buena amiga a la que el corazón le ha dado unos brinquitos de espasmo y la vida se le ha trastocado en algo maravilloso últimamente, a pesar de que ella vea todos los alrededores y no el inmenso regalo que le acaban de hacer... Es que ella está en la primavera, es toda primavera y la vida le ordena florecer pronto porque el tiempo se acaba. Y es lindo verla y ver que lo hace tan bien a pesar de saber que ella se desespera y no se puede calmar... Me regocijo en lo lindo que le pasa y me ordeno respirar profundo y dejarla aprender lo que deba aprender de sus angustias, teniendo en claro que puedo ayudarla a entender, darle luces, agarrarle la mano y ponerla a mirar en la perspectiva correcta... pero no puedo enseñarle lo que yo aprendí porque le toca a ella vivirlo.

Bonita cosa! Quiero ir al cine francés y quiero hablar con ella. A veces nos ponen a elegir entre dos cosas que queremos mucho! Vale... espero un ratico "si a las 5:10 no te he avisado, vete que no puedo ir". La respuesta? "En todo caso, yo saldría como a las 6 y pico para llegarle a la función a las 7 pm".

Esas cosas de la desfachatada manera de ver el tiempo que tenemos por acá... esos "y pico" que nos dejan tan ambiguos como a cualquier extranjero que los oiga. A lo más que hemos llegado, para darles precisión, es "bueno, tu sabes como son eso "y pico" de Fulano... " Y sí, cada quien tiene su "normalidad para los picos"...

Tic tac... 5:30 pm. Del otro lado me dicen "Y entonces? Vas?" Hablo con mi amiga y le cuento del asunto del cine. Me dice que vaya que no sea tonta. A veces es mejor avisar que suspender cuentos y confidencias, no? Me alisto y salgo. 6:45 pm y no veo dónde anda. Paso mensajito por el celular y llega a los 5 minutos.

Vamos al cine a ver "Sólo contra el mundo" de Noe. Comentarios finales? "Se le pueden hacer dobles y triples lecturas... uno al final se siente revulso, luego contenido y finalmente sacudido... sale uno preguntándose si el tipo no tendrá, de verdad, un poco de razón en medio de su torcida visión. No te parece?" Coincidencias que se expresan con silencios y nuevos comentarios sobre escenas en particular, el montaje, los agradecimientos...

"Vamos a comer y tomar algo?" Y dale! Que nos vamos... Llegamos a donde se acordó que íbamos. Repleto! Parecía invadido por fanáticos celebrando una victoria beisbolística o futbolística. Un cumpleaños... con razón había tanta gente gritando alborotada!

En eso se los ve entrar. Un chico y una chica. Contrastantes y parecidos, como son a veces las cosas en esta vida. El tenía porte de bohemio literato, pero con un toque de gitano: tez morena con bigote y barba, ojos oscuros como el cabello y absoluto dominio de la escena y el lugar. Ella parecía más bien una efigie romana de esas de los templos, saben? Blanca, ojos oscuros y cabello larguísimo, de porte altivo y distante pero con un algo que la hacia ver accesible y hasta simpática... así como son las imágenes religiosas: como uno pero no como uno... y ciertamente ella estaba en confianza cerca de él, no parecía conocer a nadie del lugar. Se sentaron donde encontraron: en un banquito para los dos. Se reían del ambiente festivo? Volteaban para todos lados y se sonreían. Quizás, digo yo, sería por el ambiente festivo del lugar.

Seguí en mi conversa, con tema variopinto: la película, lingüística, mi preferencia por anillos y no pulseras, Barcelona, el mundo europeo, la debacle social en el mundo, camino de inicio, punto de integración y camino de retorno, lenguaje corporal...

En eso volteo a verlos. El ambiente se había calmado un poco en el restaurante. Muchos se habían ido. La mayoría seguía cerca de la barra. Voltée a ver cómo él le ponía la mano en el hombro a ella. Sonreían... seguían hablando. Ella le tocaba la mano con la que él le cogía el hombro, como accidentalmente. Me acordé de Dolina:
Ella: En qué pensás?
El: En nada!
Ella: Vos nunca pensás en nada!

Así parecían decirse este par. Hablaban y reían. Yo no los oía porque estaba muy lejos de todo, del todo. Si, ese todo que los rodeaba en un contraste tan abierto con la actitud de ellos.Era un grupo que estaba pendiente de sacarse fotos con la cumpleañera y a gritos se reían, se pasaban las cámaras, se comentaban las poses: "chamo, saliste dormido... hay que repetirla...".

Ellos parecían ajenos a todo y del todo. No les importaba qué pasara alrededor. Ellos, como diría Dolina, "jugaban al cíclope"... los ojos de uno miraba al otro tan fijamente que se perdía la noción de la fuerza centrípeta y su complemento, la centrífuga... y se iban acercando como si de imanes se tratara. Algo de inevitable había en todo aquello. Sin fatalismo irreductible, sólo que era inevitable ver que un iman positivo atrajera a uno negativo...

Y ocurrió. Sin palabras se dijeron tantas cosas que se le dibujó a ella una sonrisa. A él casi no podía verlo, estaba en un ángulo muy entorpecedor para evaluar en su totalidad semejante espectáculo de gladiadores en una lucha desigual: ver quién cedía primero. Se les veía forcejeando sin poner un gramo de músculo y una totalidad de empeño y miradas. Al final, no sé quién perdió. Sólo sé que cedieron y se dieron un beso.

Fue un beso de esos que no ocurren cuando alguno de los participantes carece de experiencia. No fue un beso de esos que ocurren por azar, de esos que llaman "robados". Noooo... fue un beso de esos que empiezan antes de que los labios se junten. Mucho antes de que el juego se haga visible para la audiencia.

Y cada vez que volteaba hacia donde ellos estaban, los veía besándose. A decir verdad, creo que ellos creaban una especia de atmósfera que hacía que todo el mundo volteara a verlos. Era pura luz la que salía de las manos de él que, acariciándole la nariz y la mejilla a ella, conseguía hacer un bucle de ternura. Ella, a su vez, formaba un lazo de hermosura en la mirada descubierta de él, pues ella le había quitado los lentes que él portara.

Desgraciadamente, no me encontraba yo en la posición privilegiada que tenía una niña linda, de cara pulcra y sonrisa perfecta, que gritó a sus amigos, dándoles la espalda a ellos:"esta pareja me gusta".

Volteó a verlos. Los tórtolos voltearon a verla y se rieron los tres. Alcancé a oir, en medio del jolgorio, que ella le decía a la chica linda "Y eso por qué lo dices?" La chica sonreía y les confiaba el secreto de su opinión. Al final se la oyó decir "... o sea, es como si no hubiera esa pena de qué dirán sino que se viven su cosa muy tranquilos..."

Y sí, ella tenía razón... todos habíamos desaparecido para ellos... hacía rato. Quizás fuera por eso que todo el mundo los veía y los comentaba...

Terminaron por irse luego de que decidieran cerrar los dueños. Nos pidieron cancelar y a ellos también. Salió ella y detrás él. Uno de mis amigos se volteó a vernos alternativamente a los que lo acompañábamos y decía "se ven lindos, no?"

Y se los veía calle abajo, abrazados un rato, riendo y hablando, viéndose a los ojos, contrastantes y parecidos, como son a veces las cosas en esta vida...

Amigos y padres...

Cambur manzano en mano. Fondo de Reik cantando “Noviembre sin ti” porque la música me encanta... la letra me da un poco lo mismo para este post. Sigo la recomendación de un amigo, LC que me dijo que sintonizara por escrito al lector con lo que yo oía mientras escribía el texto que les publico. Hoy, como voy a hablar de él, uso su perspectiva.

“No te parece que a veces los muchachos acá son un poco papá de sus amigas y las amigas un poco mamás de sus amigos?” Así preguntaba hace como 15 minutos a R. Me acordé porque estábamos cuadrando menú para una comidita el sábado. ("Pájaros de barro" de Manolo García arranca ahora) El domingo tuvimos un ágape de crêpes hechas a la manera belga, con receta, relleno y presentacióon belgas... y se llenaron de gozo ojos, estómagos y espíritus. Realmente sublimes las miradas de este par de seres, uno casi recién conocido, otro “conocido y conectado”. A veces las cosas no nos salen como planeamos, sino mejor... (“Si vas a darme boleto”, de Lorca.)

Se me hace que todos somos un poco así en este país. Hace tiempo, hablando con una amiga, me decía que a veces le hacía falta esa manera de ser de sus amigos por acá, amigos que la cuidaban "como si una fuera la hermanita chiquita o la hija de ellos”. Los chicos. Ella hablaba de sus amigos del sexo masculino...

Pensando en ese pasado con mi amiga, hablaba en el presente con mi amigo sobre la actitud que mantenemos con nuestros amigos. Pero yo no le decia a él que ella era mi referente. El asunto salió a relucir porque yo comenté que mis padres me cuidaban como padres y algunos amigos eran tambien paternalistas conmigo e iba a terminar yo actuando como niña. El se reía de buena gana (dice que yo soy muy graciosa). Yo puse un ejemplo, el de mi amigo de las canciones mientras escribo el post. Al salir el domingo, rumbo a mi casa, dijo al que me iba a traer “Pero la cuida, no?”... Es una frase muy “tierna”. Tanto como verlo concentrado cocinándose él mismo una crêpe en un momento en que a mí me había dado por sentarme un ratito a descansar. (Te mando flores. Fonseca... y pienso en alguien...). Tanto como verlo cocinarme una crêpe "porque has cocinado mucho y comido poco".

Me enternecen a veces las cosas que mis amigos hacen. Me enternecen cual madre que ve a su chiquito progresar en la vida... soy muy mamá de mis amigos porque los mando a cuidarse y portarse bien. Les mando abrazos y besitos. Les cocino y les escucho los cuentos. Les doy un buen jalón de orejas si les hace falta y salgo a la calle con ellos pendiente de todo lo que pasa alrededor nuestro... me he descubierto mamá de mis amigos a raíz de que un amigo, sin saber, me hizo sentir su hija. Y lo hizo desde la ternura de cuidar de alguien que él siente que, por la razón que sea, tan freudiana como se la imaginen algunos o tan machista como la vean otros, debe ser cuidado. Yo lo veo desde la optica del cariño. (Te necesito. Amaral y Beto Cuevas)

Será que sí? Que somos madres de nuestros amigos y nuestros amigos son los padres extras que nos regalo por ahí la vida? Será que en algún otro país la cosa es así? Sé que en Bélgica no son así...

Es que a veces las cosas no nos salen como las planeamos, sino mejor...

06 abril, 2006

Llueve...

Como si el cielo intentara lavar un poco todo lo que nos ha pasado en los últimos días...
Como si el cielo intentara quitarnos la sorpresa de los rostros...
Como si el cielo quisiera, con su propio llanto, devolvernos un poco de paz...

El día se ha vestido acorde con la ocasión...
Sin llamados de fracciones políticas, la gente salió a pedir explicaciones...
Sin ceremonias ni pompas las banderas hoy se izaron... a media asta...

Llueve... el llanto de muchos se ve reflejado en el cielo.
Llueve... los corazones de muchos miran al cielo buscando respuesta.
Llueve... y era necesario llegar hasta acá para entenderlo todo.

05 abril, 2006

Flores y estrellas en democracia

Se dice que una democracia es un sistema político en el que la mayoría de un país decide lo que debe hacerse en cierto aspecto...

Se dice que en una democracia, lo que se hace es para el pueblo y por el pueblo...

Y si estoy en un país y soy un voto vigente más para cualquier elección que se haga en cualquier momento para cualquier cosa... soy pueblo, no?

Ahora bien, si pueblo soy... vale decir que tengo un pedazo inocente que fue asesinado tras ser torturado, sin saber por qué se me mató... y tengo un pedazo criminal que es escudado y amparado por intereses de muchos bandos... verdad?

Y no es legítimo entonces que salga ya de mi ostracismo y decida debilitar cada vez más al ogro que habita en mí para fortalecer la justicia que actualmente no responde por las vidas de nadie? Ni de los más inocentes del país?

Y no, perdónenme, no hablo de política... hablo de pura filosofía. No se puede pretender arrancar una flor sin perturbar una estrella, como decía Antoine de Saint-Exupéry. Y este pueblo está hecho de unas cuantas estrellas...

Ocho, si no me equivoco, tras haber vapuleado recientemente ciertos hechos históricos a favor de un capricho personal...

La princesa que quería la luna

Erase una vez una princesa que vivía en un castillo de un reino muy lejano. Su madre había muerto el día de su nacimiento y su padre, el rey, la amaba por sobre todas las cosas. Era una niña de ojos avispados, de cabellera negra hecha rizos apretados y de redondas mejillas. Era su piel color cobrizo y sus pisadas tan sonoras como la sombra. Era una niña amada por la corte entera y por su reinado, pues sería ella la heredera ya que su padre no contrajo nupcias nuevamente al morir la reina.

Un día, la princesa entristeció grandemente. Su dolor era visible en sus ojitos grises de brillo apagado. Dejó de comer y el rey se preocupó mucho. Llamó al sabio de la corte y a los nobles para que lo aconsejaran. Se le ordenó al bufón de la corte que se ocupara de hacer reir a la princesa mientras los sabios del reino decidían cómo sacarla de su condición con el médico real.

El bufón era muy buen amigo de la pequeña princesa. Al verla, supo que ninguno de sus chistes y trucos la harían sonreir. Sin embargo, intentó con algunos de sus mejores trucos, sólo para comprobar que no podría hacerla feliz ni un poquito. Se quitó su gorro con cascabeles y se sentó en la cama de la princesa. Ella veía fijamente al cielo estrellado a través de la enorme venta que ocupaba casi toda esa pared de su habitación.

El bufón le preguntó qué veía con tanta atención. Ella, tranquila, musitó “la luna”. El bufón volteó a ver el albo disco que brillaba incansablemente en el fondo azul y negro que le servía de telón. Allí, viendo a la luna en su enormidad, el bufón dijo a la princesa “es muy hermosa, verdad?” La princesa sólo asintió y dijo “es tan bonita que me gustaría poder tenerla. No hay nada más hermoso que la luna! Mi padre me ha dicho que cualquier cosa que yo desee, cualquiera que esté sobre la tierra y que él pueda conseguirme, me la dará... Pero como sé que la luna no es de la tierra, mi padre no puede conseguírmela y eso me hace tan triste...”

El bufón entendió la razón de la tristeza de la princesa y, pidiéndole permiso, decidió retirarse un momento a comunicarle al rey la causa real de la rara enfermedad de la princesa.

Allí, en el salón real, se reunían los sabios más importantes del reino y el rey mismo cuando el bufón pidió permiso para entrar. El lacayo real le dijo que no podía pasar y el rey preguntó al sirviente quién era. Pidió que el bufón entrara pues él sabía que si no estaba con la princesa, por alguna razón sería. El buen rey sabía del profundo afecto que la princesa tenía por el bufón de la corte y del mimo y la dedicación que el bufón tenía para con la princesa siempre, estuviera ella triste o alegre.

El bufón comunicó al rey la razón real de la misteriosa enfermedad de la princesa. De inmediato el médico real fue despachado de la sala, su presencia no era necesaria. Se mandó a llamar al astrónomo real, al matemático del reino y al físico real. Era necesario ver cómo conseguir a la luna para dársela a la princesa. El bufón regresó a la habitación de la princesa que, tranquila, estaba sentada en el borde de su cama, con los pies colgándole. El bufón hizo lo mismo y le propuso jugar a mecer los pies. A ella le divirtió la idea y empezó a imitar el vaivén que le proponía el bufón. En eso, él empezó a hacer círculos en el piso y le dijo “se parece a la forma de la luna, verdad? Un círculo grande...”

Y ella contestó “no, la luna es pequeña... lo que pasa es que nosotros somos mucho más pequeños que ella. Por eso nuestros pies no pueden dibujarla.” El bufón asintió y le dijo que le parecía muy sabia su reflexión. Luego empezó a hablar nuevamente “A mí me parece que la luna debe de estar hecha de crema. En el cielo debe de haber algún pastelero que todos los días hace una tarta gigante para que las estrellas se la coman al amanecer... y esa tarta decorada con merengue es la luna. Ves que hasta tiene las manchitas que hacen las sombras de los picos del merengue?” La princesa sonrió de buen grado por primera vez en mucho tiempo. “No seas tonto... está hecha de plata, claro está! Cómo se te ocurre la idea de un pastel? Qué cosas tan locas que se te ocurren! Qué divertido eres!” El bufón se sonrió y le dijo que para eso estaba él, para hacerla sonreir... y que, realmente, si veía bien a la luna, se veían las marcas del orfebre que había martillado con tanta maestría al disco que viajaba por los cielos. Volvió a pedirle que lo excusara, que ya volvía.

Raudo, el bufón se dirigió a la sala donde se reunía el rey con los sabios del reino.

El físico acababa de decir que era imposible meter a la luna en la habitación de la princesa pues sería como tratar de meter a dos castillos en su habitación. El rey decía que no quería imposibles sino soluciones. El sabio real decía que la luna no podría quedarse mucho tiempo con la princesa porque estaba hecha de queso y, al cabo de un tiempo, acabaría por oler mal. El astrónomo real decía que no era posible tomar a un planeta fuera del cielo y hacerlo entrar a la tierra, que los demás planetas se sentirían perdidos y podrían caer todos a la tierra... lo que podría ser una gran catástrofe. El rey se desplomó en su trono, desesperado de ver que no podría curar a su hija por culpa de tecnicismos que él mismo no comprendía. En eso, el bufón de la corte pidió audiencia y el rey, de buena gana, le hizo pasar. El bufón contó al rey lo que acababa de decirle la princesa. De inmediato, el físico real dijo “pero no hay una cantidad semejante de plata como para hace una réplica de la luna...” el bufón pidió permiso para retirarse y prometió regresar con la respuesta.

Entró nuevamente a la habitación de la princesa, con su sombrero de cascabeles en las manos, y se sentó nuevamente al lado de la princesa que, risueña, permanecía en el mismo sitio donde él la hubiera dejado. ”Dime, princesa”, dijo el bufón, “si la luna estuviera hecha de plata, no te parece que la tierra no tendría ni un gramo de ella? Toda habría debido usarla el cielo para fundir a la luna...”

Allí la princesa soltó una carcajada. “Claro que no, mi tonto bufón! Es apenas más pequeña que la uña de mi pulgar porque cuando la cubro con mi pulgar, mi uña resulta ser más grande... mira!”

A contraluz, quedaba resuelto el enigma de las medidas de la luna. La uña del pulgar derecho de la princesa era ligeramente mayor de tamaño que la luna en el cielo. De ese tamaño habría de ser la luna para la princesa!

Dichoso, el bufón se lo comunicó al rey quien, a toda velocidad, mandó a llamar al orfebre real y despachó a los sabios que había consultado. El orfebre dijo que no podría hacer eso porque la princesa podría ponerse a llorar al ver que la luna salía cada noche aunque ella tuviera a la luna en su cuarto. El rey estuvo de acuerdo en que eso podría ser una fuente de problemas, el bufón insistió en que se la hiciera colgando a una cadena que pudiera usar la princesa en su cuello. El rey, al principio, se opuso pero el bufón dio sus razones y al final, el rey ordenó la elaboración del regalo para la princesa. El orfebre se retiró pidiendo el resto de la noche y el día siguiente de plazo para hacerla. Se le concedió el plazo y el bufón se fue a hablar con la princesa. Durante todo el resto de la noche y el día que la siguieron, el bufón no se apartó del lado de la princesa que con desgano comía.

La noche siguiente, llegó el bufón con la cadenita y la lunita que pendía de ella. El rey, observaba con disimulo por la puerta. Al entregarla a la princesa, entre brincos y maromas, el bufón dijo “He aquí, mi princesa, a la luna. Ella accedió a dejarle a tu padre un pedazo de sí para dártelo a ti. Por eso, a veces, si la ves redonda en el cielo, sabrás que el pedacito faltante lo oculta a sus espaldas, pero si le ves una muesca en algún lado, sabrás que ha decidido girar para que puedas ver que es cierto el pacto que hizo con tu padre. Así que ya no debes sufrir más, la luna está aquí, en tu cuello...”

Así fue como la princesa sanó. El bufón siguió trabajando en la corte y, gracias a su sabiduría y sus chistes, logró ganarse el aprecio de los miembros de la corte. Y la princesa siempre llevó a la luna en su cuello.

No suelo contar cuentos infantiles en mi blog. No suelo hablar de política en mi blog. Pero hoy, justo hoy, no puedo evitar preguntarme quién es la princesa de este país a la que hay que consentir para evitar que enferme hasta morir... la misma que dice que todo, hasta los astros del cielo, caben en su mano pues, al final, la luna no es más grande que la uña de su pulgar...

Y me pregunto si el bufón será tan sabio como para poder saber decirle siempre alguna cosa que a la princesa le guste oir. Si al bufón se le acabaran los trucos para reir y los chistes para divertir, tendrá la sabiduría para poder hacer razonar a la princesa de otra forma? Será que tenemos bufón y princesa? Creo que sí, pero el bufón es más bien complaciente, no sabio. Y sin sabiduría, no podrá llegar lejos...