Decidir agradecer
Muchas cosas han pasado en mi vida desde hace algún tiempo. hoy fue un día movido. Ayer también. Tengo una semana que ha sido más o menos intensa. Un amigo se pelea la custodia de su hija nuevamente... después de 6 años de ser él la madre y padre de la niña. Tras recomendarle que hable con la madre y la niña, parece que al final sale ganando. Una amiga pierde el trabajo a días antes de mudarse a una nueva casa. Tras recomendarle que se deje de bobadas, que lo que tiene por delante vale más que lo que deja detrás, se decide gozosa a abrazar lo que le venga, a no llorar tanto o lamentarse con tanta incertidumbre justo ahora. Otra amiga se debate entre dejar al novio o seguir con él por un conformismo cómodón de 4 ó 6 años de relación versus "sentirme sola"... a ella no puedo aconsejarla porque tanto ella como yo sabemos que la decisión debe tomarla ella y nadie más, y en función de lo que ella siente y no lo que siente el mundo que la rodea a ella.
A veces, como en el caso de mi amiga indecisa, sólo puedo esperar que su herida le pida cura y ella decida hacerle caso. A veces puedo hasta tender una mano y ayudar en algún menester como para aliviarle la carga a alguien que está gobiado. A veces es a mí a quien le tienden la mano seres pequeños que llaman "del cotidiano", seres que vienen a ponerme a reflexionar sobre una cosa o a hacerme entender el inmenso valor del amor que nace por el simple hecho de que uno es como es... la gente lo quiere a uno simplemente porque uno es como es. Es un milagro, saben? Eso es un milagrito que no me parece tan común, como generalmente se consideran las cosas del cotidiano...
Y hoy me da por pensar que mientras la vida te ponga a pensar en cómo resolver situaciones encontradas e intensas, mientras tengas alegrías que se acompañen de tristezas (como suele ocurrir en el gran teatro de la vida), mientras tengas emociones que te hagan anhelar paz, puedes sentirte dichoso...
Por qué? No porque signifique que todavía tengas vida y la vida es lo más importante y tal y cual...
... sino porque la vida se ha dado cuenta de que tenías mucho tiempo con los muebles en el mismo lugar y ya se aburrió de verlos igual y te cambia las cosas de posición, las emociones te las desperdiga y el corazón te lo acelera. Todo porque se da cuenta de que te puedes aburrir con el mobiliario siempre igual. Se acuerda de tí y en plan amiga lo arregla...
Y creo que debo agradecerle a la vida por tomarme tan en cuenta y hacer una renovación total en el apartamento de mi vida...
A veces, como en el caso de mi amiga indecisa, sólo puedo esperar que su herida le pida cura y ella decida hacerle caso. A veces puedo hasta tender una mano y ayudar en algún menester como para aliviarle la carga a alguien que está gobiado. A veces es a mí a quien le tienden la mano seres pequeños que llaman "del cotidiano", seres que vienen a ponerme a reflexionar sobre una cosa o a hacerme entender el inmenso valor del amor que nace por el simple hecho de que uno es como es... la gente lo quiere a uno simplemente porque uno es como es. Es un milagro, saben? Eso es un milagrito que no me parece tan común, como generalmente se consideran las cosas del cotidiano...
Y hoy me da por pensar que mientras la vida te ponga a pensar en cómo resolver situaciones encontradas e intensas, mientras tengas alegrías que se acompañen de tristezas (como suele ocurrir en el gran teatro de la vida), mientras tengas emociones que te hagan anhelar paz, puedes sentirte dichoso...
Por qué? No porque signifique que todavía tengas vida y la vida es lo más importante y tal y cual...
... sino porque la vida se ha dado cuenta de que tenías mucho tiempo con los muebles en el mismo lugar y ya se aburrió de verlos igual y te cambia las cosas de posición, las emociones te las desperdiga y el corazón te lo acelera. Todo porque se da cuenta de que te puedes aburrir con el mobiliario siempre igual. Se acuerda de tí y en plan amiga lo arregla...
Y creo que debo agradecerle a la vida por tomarme tan en cuenta y hacer una renovación total en el apartamento de mi vida...
2 Comments:
éjaleeee... que visión tan bonita del asunto. A mi la vida me cambia los muebles de lugar con frecuencia. Lo bueno es que la casa me queda cada vez más bonita. Y es que uno con el tiempo aprende cuál mueble queda mejor en cada lugar, de qué colores conviene pintar las paredes de acuerdo con el tamaño y la iluminación del espacio y, sobretodo, aprende a disfrutar del proceso de acostumbrarse una y otra vez al nuevo orden. ¡¡¡Qué viva la constante reorganización (con sus dichas y dolores)!!!
¿Nunca te paso? ...que te pusiste a ordenar por horas el placard de tu habitacion que tiene toda tu ropa y la sensación era como haber hecho orden y limpieza en tu mente...
Hay algunos muebles en los que también guardamos el alma.Para mí, mi placard.
Cariños,
Cintia
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