23 enero, 2007

Bravo, maestro!


Creo que ya lo he confesado antes. Soy una melómana incurable.Esa pequeña confesión, suena irrelevante, dicha así de zopetón. Después de todo, ¿quién no disfruta oyendo música? Tengo amigos que la hacen, tengo amigos que la discuten, tengo amigos que la recrean, tengo amigos que me pasan música... pero yo soy melómana. No puedo vivir en el silencio. La música me inspira, me abstrae o me "sintoniza" en una onda emocional en la que no estaba, me transporta lejos de donde estoy.

Así las cosas, no es extraño que yo me haga eco de propuestas musicales. Más de una vez se habrán leído un post mío que versaba sobre alguna canción o algún cantante. A veces, las letras de las canciones me soplan soluciones a problemas. A veces me dan alivio a mis penas. Y con la música instrumental me multiplico por dos, me elevo al cubo, me divido en 4, me reduzco a la mínima expresión y me hago un ovillo para llorar. Si, hay canciones que me han arrancado las lágrimas. Sana, la música ha sido mi terapia por años.

Pero hoy no voy a hablar de la música que más me gusta. Me gusta un poco toda la música. Tengo mis particularidades: la sección de cuerdas de una orquesta es lo mío. Un violín, un cello, una guitarra, un cuatro, un piano, una balalika... y yo suspiro. Es así. En estos días se lo decía a mi papá mientras oía una canción donde un violín arrancaba compases de cumbia a una fusión latina:"si yo pudiera ser un instrumento, sería eso, un violín, algo de cuerda con mucho sentimiento, un cello... una cosa tan sublime eso de escuchar como llora hasta la última nota de la última cuerda para volver a agarrar aire y volver a empezar con su tristeza atenuada... sublime, sublime, brutal!"

Y bueno, hoy tampoco voy a hablar de mis instrumentos favoritos ni de mis orquestas favoritas. No, hay voy a hablar de mis pasiones inconfesables en torno a la música... o más exactamente en torno a una persona que vive de y para la música en mi país: Gustavo Dudamel.

Quien no haya oído a ese niño prodigio (que no le gusta que lo llamen genio pero sí es prodigioso, eso no me lo va a discutir ni él!) dirigiendo a las orquestas juveniles venezolanas, que son la cosa más HERMOSA que ha parido la tierra porque en Europa no logran arrancarle la emoción y la técnica a los niños como se la sacamos acá, no está en nada. No lo digo como exageración: aquí tenemos muy buena música y los niños de otras latitudes serán muy buenos en técnica, o en emoción, pero acá les sacan emoción y pasión los maestros como para quedarse admirados. Y yo no soy ni buena crítica ni crítica mediocre ni pichón de crítica porque no estudié música de mucho nivel... pero la cosa se oye. Es una magia que se oye. Impresionante.

El "niño" Dudamel está dirigiendo orquestas desde los 16 años. Tiene 25 en la actualidad (que alguien me corrija si no es verdad). A los 8 escribía música. En 2003 era el director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, de la Orquesta Nacional Juvenil y de la Juvenil de Caracas. Ganó la competencia de dirección Gustav Mahler en 2004 en Alemania. Debutó en los Proms de Londres en 2005 y se llevó el Premio Anillo de Beethoven. En 2006 lo nombraron director principal de la Orquesta Sinfónica de Gothemburg para la temporada 2007/2008. Y pensar que él estaba en la escuela secundaria y lo que quería hacer con su vida era estudiar leyes en la universidad!! Y he allí que en una de esas, el Maestro Abreu, le dijo "Quiero que seas el director de la Orquesta Infantil en la gira a Italia". Allí fue cuando de ejecutante de violín pasó a director de orquesta.
Habla con pasión sobre su trabajo y dice que más que el don, lo que cuenta es el amor por la música, que la técnica se aprende en el camino y ya se puede entregar uno a horas y horas de ensayo porque le bastará el amor a la música. A él no le gusta que le digan genio y es tan modesto que creo que ya le falla algo en la autoestima. Genio o no, el chico es puro talento. Talento venezolano venido de Barquisimeto.

Pero, como si fuera poco todo lo que decora el curriculum de Gustavo, resulta que, de paso, el niño Dudamel es lindo. Lindo, sí. Más que lindo, tiene un algo que hechiza y cautiva. Lindo de cara, lindo de formas físicas, lindos los crespitos (ricitos, rulitos) que tiene por cabellera. LINDO. Es LINDO. Y ya creo que lo que me pasa es que el niño Dudamel me despierta el morbo... yo me embobo con la música y luego me desbarato con el director. Y, he llegado a pensarlo, de verdad, con mi mente un poco retorcida, él sabe que es así de lindo! Sí, porque hace uso de su sonrisota, de sus ademanes y hasta de su estilo particular de recibir aplausos para atrapar a la audiencia.

Que cómo se comporta ante los aplausos del público? Se va trotandito por el escenario para no abrumarse con tantos aplausos que la audiencia le regala... y regresa trotandito para la otra pieza! Pero, he aquí por qué yo pienso que el niño Dudamel sabe qué hace y para qué lo hace, trota como lo haría quien sabe de deportes (que puestos a trotar, 80% de los mortales lo hacemos mal!): saca el pecho, mueve alternadamente los brazos y va con las piernas semiflexionadas apoyándose en los talones primero y con las puntas después... y los dientes pelados en una sonrisa de esas, de marca de dentífrico. Es, que lo veo sonriente en los pocos afiches que quedan en algunos vagones del Metro de Caracas para promover la FITCAR (Feria Internacional del Turismo de Caracas) de 2005 y me da por voltear al otro lado porque casi que lo veo con los crespitos brincando, su sonrisa ampliándose más y sus dones de gente muy amable haciendo una reverencia a un público agradecido por su conocimiento frente a una orquesta. Se me caen las babas, pues!

Nada, que lo que soy yo, el talento del chico me abruma y su belleza me sublima. Lamento hacer esta confesión tan pública pero fue Luz Caraballo quien me dejó pensando el otro día en si a mí me pasaba con algún personaje célebre como le pasa a ella con Joaquin Cortés, y Naky y Luis Carlos porque el otro día estábamos hablando de algo que, por alguna razón, desembocó en mi super secreta admiración (cuasi "fan" babosa) por Dudamel.

Perdone usted, Sr. Dudamel, no supe ya guardarme esa admiración apasionada y he aquí una visión más sobre su desempeño artístico. Lo suyo es arte que enamora... hasta de sus crespitos!


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16 enero, 2007

Las grandes carteras y la espalda

"Esas cosas, jamás ni nunca le pasarán a una venezolana. Primero que ninguna venezolana le da el bolso a nadie a menos que sea con un arma por delante. Y segundo que, si puede y la dejan, es capaz de caerle a coñazos al ladrón con la cartera que pretendía robarle. ¿Al final? El ladrón tendrá que irse y seguramente empezará a robar carteras en arrebatones, nunca más en un frente a frente"

Mi amigo A decía eso en torno a una experiencia durante un viaje por Alemania. El estudiaba traducción e interpretación de alemán y francés y se fue a "perfeccionar" el alemán (que ya tenía perfecto). Decidió viajar a Polonia en tren con una compañera del curso que estaba siguiendo en Alemania. La chica era de algún país europeo, húngara si no me equivoco. En el viaje, mientras mi amigo dormía, ella leía y de repente decidió ir al baño. Regresó con grandes lagrimones que le corrían por la cara, exaltada y, gimiendo (se sacudía de la llantina), le contaba a mi amigo que "un hombre alto, de pelo negro y piel blanca y de chaqueta marrón de cuero" le había pedido su cartera y se la había llevado.

A, medio amodorrado, atinó a decirle, que se calmara y respirara porque él no la entendía. Más calmada echó otra vez el cuento y, ya más tranquila, A le dijo "bien, con esa descripción puedo ponerme a revisar desde el señor de aquí al lado hasta al maquinista del tren, no crees?" Y era cierto, el señor de al lado encajaba con la descripción. La chica, desconsolada, arrancó a llorar y gimotear (sacudiéndose) otra vez.

Un poco molesto, A le hizo 3 preguntas: "¿Te apuntó con un arma el tipo?" La respuesta fue negativa. "¿Sacó un cuchillo?" La respuesta fue negativa. Ya con los ojos redondos y super atónito, A le preguntó "¿el tipo trató de agredirte de algún modo?" Y la respuesta fue negativa.

Era en esa parte de la aneda donde mi amigo hacía el comentario que ponía yo al principio. Y para ahcerlo aún más creible y rotundo decía "sólo hay que verle el bolso a mi novia!"

En mis viajes por Europa, no he visto cartera igual a la de una venezolana. Aquí, y me guío por la de mis amigas, es impresionante la cantidad de cosas que una acumula. No es sólo las llaves de la casa y el monedero, las llaves y el reproductor del carro (en el caso de las que manejan). En el bolso de una venezolana se puede encontrar uno con el bolsito de cosméticos, el bolsito higiénico y el bolsito de las emergencias.

Un bolsito de cosméticos promedio puede contener:
polvo compacto
rimmel/mascara
rubor
creyón para retocarse los ojos
antiojeras
labial
espejito

Un bolsito de artículos higiénicos promedio puede contener:
toalla sanitaria
jabón para las manos
cremita para las manos/perfume
cepillo de dientes
dentífrico
hilo dental
papel toilet

Un bolsito de emergencias puede contener:
hilo
aguja
botones
un par de medias panties (depende de si la usuaria trabaja con faldas y en oficina)
preservativos (no irá en el higiénico porque primero muerta que antiglamorosa... más vale que la crean precavida que aparatosa!)

Además de eso, si la chica lee llevará un libro, o si pinta llevará un cuaderno para apuntar bocetos y si ama la fotografía llevará una cámara...

Dicho esto, no es de extrañar que el bolso promedio de una venezolana pueda pesar unos 2-3 kilos.

Ahora bien, las venezolanas son unas fieles seguidoras de las tendencias de la moda. Y se están llevando las carteras grandes. Si el peso de 2 a 3 kilos era para bolsos tipo "normal", de los que todo el mundo ha visto a lo largo de la vida de casi todas las mujeres, ¿qué tanto podrá pesar un bolso de proporciones mayores, rellenado por una venezolana?

Es que casi lo puedo ver: "Ay! ahora sí me cabe el paraguas que me regalaron!" o "mira, ahora sí me puedo llevar todo y hasta me cabe la agenda!" o "Qué maravilla! Ahora hay espacio para todo y hasta sobra... ¿con qué se lo competaré?"

La Asociación de Fisioterapeutas de los Estados Unidos está alertando a las consumidoras norteamericanas sobre los posibles riesgos para las lesiones lumbares, de cuello y de hombros que representan esos bolsos gigantes que, para el promedio de las chicas del norte, puede llegar a pesar entre 3 y 4,5 kgs. Claro, el bolso "normalito" de ellas no pesa sino de entre 1 a 2 kgs.

¿Me pueden explicar si la Sociedad Médica Venezolana ha pensado hacer declaraciones en torno a este accesorio de moda y las implicaciones que podría tener su uso indebido para las usuarias venezolanas que podrían ponerlo (haciendo yo un pequeño cálculo) en un peso de entre 5 y 6 kgs?

Antes de que vayan a ponerse en tratamiento con antiinflamatorios y masajes por dolores de cuello, espalda y hombros, les voy a decir que lo que los médicos recomiendan es mantener una postura correcta al cargar paquetes o carteras: mantener espalda, cabeza y hombros alineados y derechitos. Tabién es bueno que cambien de cartera, que le varíen el peso y que se turnen los hombros.

Lo peor de lo peor, según los fisiatras y médicos con los que he hablado del tema, es que las sociedades más primitivas sabían cómo transportar bien el peso: las mujeres lo mantenían en lo alto de sus cabezas (no se puede poner uno en mala postura o todo se cae) o se lo colgaban en las espaldas (como las quechuas hacen todavía...). En el momento en que el hombre decidió llevar las cosas en un sólo hombro, empezó a arruinarse la postura.

Por el bienestar fisiológico ¿habrá que renunciar al glamour? ¿Por qué las fashionistas no pueden gozar de la venia de los modistos y los fisioterapeutas? ¿Qué le cuesta a Versacci o Channel hacer bolsos fashion para cargar todo en la espalda o las caderas, como hace las quechuas o hacían los mensajeros aztecas?

Todo crece: las lolas con silicone, las carteras de dama, los problemas de la espalda... Creo que voy a empezar una línea de carteras fashionistas y saludables! Pero, por los momentos, me parece decepcionante esto de ser mujer a la moda.

11 enero, 2007

El mes de las dietas y el chocolate

Algunos meses del año tienen un nombre, o mote, especial. Mayo es, por ejemplo, el mes de las flores (algunos me objetarán, pero es porque viven en el tórrido trópico... no en el benigno o moderado norte). Abril, aguas mil. Y así con otros meses.

Yo tengo un mote para uno de esos meses del año que nadie ha llamado de manera especial. Para mí, Enero es "el mes de las dietas". Aquello de "año nuevo, vida nueva" impulsa a la gente a hacer dieta como loca y enero es la fecha para empezar a alcanzar ese cuerpo ideal que cada uno se pinta en su cabecita. Con los líos de autoestima de cada uno y sus distintos sueños y patrones de belleza no me voy a meter. Yo sé que la autoestima no es lo que ma´s abnda en este país de misses.

Y, para muchos, hacer dieta implica decirle adiós no sólo al pan y las pastas o las papas (asuntos nutricionales de los que yo no pienso hablar porque no soy versada en la materia) sino a un elemento que compone buena parte de las recetas más dulces de la repostería o la cocina: el chocolate.

Pues allí sí me voy a meter. Y me voy a meter aunque no sea versada en la materia. Me voy a meter porque los versados en la materia me dan razones para meterme. El chocolate, señoras, señoritas, señores y señoritos ES BUENO PARA REDUCIR LA PRESIÓN ARTERIAL.

Aja, como lo leyeron. Hace ya algún tiempo que hay estudios clínicos que indican que los flavonoides presentes en algunos alimentos son beneficiosos para el sistema cardiovascular. Y ¿cuáles son los alimentos que contienen esas sustancias tan buenas? Antes de que me lo pregunten, les digo que son:

Frutas
Vegetales

Vino tinto
Chocolate.

Resulta que un gran grupo de investigadores, en distintas partes de los Estados Unidos, estuvieron estudiando los efectos del chocolate en el organismo. Sólo el chocolate. A ver qué tan bueno era el consabido "pecadito" nutricional ese.

Pues según el Dr. Jeffrey Blumberg, líder del grupo de investigación de la Universidad de Boston, el chocolate tiene la capacidad de reducir de la presión arterial (atención aquí los hipertensos).

Además, los flavonoides hacen que la función vascular sea más óptima y aumentan la sensibilidad a la glucosa, lo que contribuye a emplear más eficientemente la insulina en el cuerpo (ateción aquí a la gente con algún transtorno de la insulina)

Y como esto fuera poco, los flavonoides también reducen las lipoproteinas de baja densidad (colesterol malo) en hasta un 10%.

Como para no dejar caer en el piso ni un fisquito de la barra de chocolate, ¿verdad?

Ahora bien, así como me meto para decirles esto, también les digo algo que va a resultar de Perogrullo par algunos: No ingiera más cantidad de chocolate. Especialmente si tiene sobrepeso. El chocolate es benéfico pero como está mezclado con leche, azúcares, grasas, nueces y frutas secas, sus bondades van ligadas a las de los elementos que lo acompañan. Además, el chocolate bitter en su forma más pura (73% de cacao) es un astringente y dificulta los procesos de excreta de heces. Por algo lso ejércitos europeos incluye una barra de chocolate muy amargo en el kit de cada soldado: "en caso de emergencia, péguele un mordisco"

Así las cosas, no dejen el chocolate fuera de la dieta: háganse un cariñito en enero y, en medio de la dieta, prémiense con un trocito de chocolate negro cuando estén muy tristes: si sus flavonoides no los ayudan, seguro que la serotonina del cerebro sí se estimulará y se sentirán más felices. Con moderación, todo es saludable. TODO, incluidas las pastas, el pan y las papas.

Quizás enero debería llamarse "el mes de aprender a ser moderado"...

10 enero, 2007

Autoexploración para iniciar el año

Esta tarea me la dejó Ernesto. Y me la dejó con la firme intención de "ver mi camináo".

La que caminó con esta tarea fui yo, en mi cuarto, anoche. Éste blog tiene varias autoexploraciones por ahí, regaditas. Hace no mucho hablé de mis sueños. Antes de eso había hablado de un sueño que tengo ahora, en mi juventud. Antes de eso también mencioné algunas cosas que me hacían ser como soy. Una vez me puse incluso a pensar en cosas cuasi metafóricas y bastante sinestésicas que terminaron concretándose en un planteamiento tan surrealista como el de "si yo fuera, sería..." Y, más atrás aún, me dediqué a hablar de mis manías personales.

Así las cosas, fácil no la tuve con esta tarea. Pero la hice! Así que aquí se las dejo. Tengo que hablar de 5 cosas que no saben de mí. Y helas aquí.

1) El color cambiante d emis ojos. Esos ojos que tengo yo, que me los regalaron en la lotería de la vida, cambian de color: del verde al gris. ¿Lo más interesante? cambian de color según mi estado de ánimo, la ropa que utilice y hasta el clima. Sí, si me visto de turquesa, se visten de turquesa ellos también. Y si estoy muy triste, siempre serán grises. Así son las cosas con este par de faros que da alguien en definir como "ojos de manga".

2) Cada 7 años aterrizo en Margarita. Para los que no lo saben y me leen en el extranjero, les cuento que Venezuela tiene varías islas en su composición geográfica. La más grande de ellas es la Isla de Margarita. Allí fui concebida (según cuenta mi mamá). No sé si es por esta razón, o porque algo en mi kharma define un camino cíclico, justo cada 7 años termino visitando la Isla de Margarita... por la razón que sea! Mi primera visita fue de paseo familiar a los 7 años. A los 14 fui de vacaciones con la familia también. A los 21 fui porque se casaba allí una compañera de clases. A los 28 hube de ir por una parada técnica para mis vacaciones. Prepárense los isleños que, si las cosas siguen como se han dado hasta ahora, los veré a mis 35 años, justamente en 7 años...

3) El accesorio más barato que tengo: mis canas. No son pocos los que me han dicho que los reflejos (mechas, rayitos) que me hice "están espectaculares". Tan pronto les digo que son canas y no son reflejos, se acercan a analizarlas. Luego de comprobar, boquiabiertos, mi secreto de belleza, concluyen que se me ven como reflejos y me quedan geniales. Como dato extra les digo que antes sí me hacía reflejos pero un buen día me aburrí y decidí que iba a ver cómo se veían mis canas. Un modisto español dijo una vez "La arruga es bella". En mi caso, se puede decir "las canas son bellas".

4) Por alguna razón genética (porque mi papá sufre de ese mismo mal) el olor de la lechosa (papaya) me produce naúseas. Por supuesto, está de más decir que NO ingiero lechosa a menos que me la disfracen con jugo de naranja en el batido. Jamás en trozos ni en conservas, dulces o composiciones frutales. Advertidos quedan los que quieran hacer una ensalada de frutas como postre para una comida conmigo...

5) A los 14 años, recién caído el Muro de Berlín, anuncié a mi mamá seriamente "ahora sí podré ir a Rusia a ver todas sus bellezas arquitectónicas y caminar un poquito por algún bosque o sus estepas... es sólo cuestión de abrigarme bien..." Siempre tuve una fascinación loca con Rusia y todavía no he logrado ir a ver su Plaza Roja y su antiguo Estrasburgo. Eso no me ha impedido enamorarme y desenamorarme de algunas partes de Europa en otras aventuras. Si queremos verlo así, a los 14 empecé a manifestar lo que a los 19 concreté: mi gusto por los viajes.

La tarea se la voy a dejar por ahí, en el tintero, a la Pajara Pinta, a Rodolfo en su exilio, a Luz en su reencuentro con sí misma en su nuevo país, a Naky en su zaperoco y a Dinobat, que igual me parece que no lo hará porque un super héroe no se deja ver así como así...

Año nuevo... blog nuevo?

Hace un año y una semana que empecé este blog.

Hace más de un mes que siento que este blog ya no me pertenece.

Para colmo de males, si no fuera suficiente que soy algo testaruda y que tan pronto se me mete una idea en la cabeza y hasta que no la haga realidad no me quedo quieta, ahora el sistema me ha empujado a pertenecer a un tipo de blog que bien puede prometer lo que quieran prometer: a mí no me termina de convencer.

Así las cosas, quedan advertidos: no sé cuándo, ni cómo, ni para dónde. Pero tranquilos: les haré saber, tan pronto lo concrete, cualquier cambio de URL que haga. Mientras tanto, sigo por este canal y esta dirección. .

Sí, porque quietecita no me pienso quedar, eso lo sabían ustedes ya. ;)

PD: Los que me lean siempre, los que me han contactado, serán avisados. Los que me leen y no hayan dado muestras de su presencia, déjenme un mensajito para poder avisarles. Voy a ir "casa por casa"...

02 enero, 2007

¿Por qué?

Amarillo y azul da verde.

Por qué no puede dar morado?

Azul y rojo da morado.

Por qué no puede dar turquesa?

Rojo y verde da marrón.

Por qué no puede dar amarillo?

Pobreza y hambre dan conformismo.

Por qué no pueden dar superación?

Riqueza y lujo dan confort.

Por qué no pueden dar felicidad?

Al final, el determinismo y la indiferencia parecen seguir vigentes.

Por qué no podemos entender nada?

01 enero, 2007

Sueños

"Sueño con tantas cosas
que quiero que sean realidad
Sueño con morir de viejo
y no de soledad."

Fragmento de Sueños. Del album Mi sangre, de Juanes

-Sueño con un espacio y horario para reposar mis fatigas y recrear mis ilusiones.

-Sueño con enseriarme con lo de echar a andar un proyecto independiente que me haga relucir.

-Sueño con dejar de juzgarme lo que escribo antes de escribirlo.. y creerme que sí vale la pena lo que escribo.

-Sueño con un sofá rojo tomate o turquesa vivo, lleno de cojines azules y verdes o morados y naranjas.

-Sueño con sopas de vegetales y charlas simpáticas, en tazones blancos y con manteles coloridos.

-Sueño con asimilar que la gente no siempre es buena porque no saben ser mejores y que no debo enojarme por ello sino ver si puedo serles de ayuda para mejorar.

-Sueño con ver más frecuentemente la luna para llenarme con su luz y balancear así mi sol natural.

-Sueño con un cuadro en negros, blancos y grises, que capte toda la atención del que se siente en mi sofá colorido y que obligue a contemplar su magnificencia ante la simpleza de una pared
inmaculadamente blanca.

-Sueño con tejer, coser y reparar proyectos que tengo hirviendo en la cabeza.

-Sueño con una casa en la que tenga hierbas y especias colgando (en macetas) en una pared de la cocina y orquídeas en la sala y el balcón.

-Sueño con un orden y espacio suficientes para mis libros.

-Sueño con afianzarme más al volante y cada día sonreir ante mis logros.

-Sueño con aprender más cosas, en darle más cancha a mi natural curiosidad que me dispersa.

-Sueño con una hamaca o un chinchorro de colores vivos para colorear mis planes, proyectos y descansos.

-Sueño con aprender a perdonar y olvidar.

-Sueño con sumar, no dividir, restar o apartar. Ni afectos ni experiencias.

-Sueño con amar sin miedos y ser correspondida.

-Sueño con tener más tiempo para caminar más veces sobre grama.

-Sueño con entender más, a más gente. Quizás también sueño con que me entiendan.


Sueño, sigo soñando. Y tengo tantos sueños que ni yo misma sé que los tengo...

29 diciembre, 2006

Ella de paseo

Las calles de mi Caracas natal son, geográficamente hablando, salvajes. De un tiempo a esta parte, sobre todo durante el último gobierno, se evidencia más su maltratada superficie. La calzada está llena de baches, remiendos mal hechos que superan el nivel de las losas que le circundan, losas faltantes que dejan espacio para un pie o más de un pie y unos 3 cms de desnivel que, a veces, pueden ser razón suficiente para un paso inseguro de algún transeunte que resbale hasta dar de narices contra el piso...

Y sin embargo, caminando hoy por la Avenida Universidad, distraida viendo los colorinches de los vendedores ambulantes, oyendo el incesante vaivén de los carros en el tráfico pre-fin de año, un poco asfixiada por la humareda de un colectivo que arrancó al lado mío, me dí la oportunidad de observar un espectáculo no sólo conmovedor sino inspirador.

Su estatura? De poca importancia. Lo cierto es que en su andar se veía lo decidida y emocionada que estaba. Estaba resuelta a emprender esa enorme tarea de caminar por semejante avenida. Aunque sus pasos eran inseguros y hasta se tambaleaba, era algo digno de contemplar: una chiquita de algo así como un año, sujetada fuertemente por su mamá, empezaba a caminar en plena avenida Universidad. Iba con su paso firme, seguro y alegre, con sus ojos bien abiertos y viendo para todas partes mientras avanzaba con las piernas. Ni siquiera se le ocurrió titubear. Sólo se le enredaron los pies una vez y su mamá la sacó de asfalto y la llevó a sus brazos por un brevísimo espacio de tiempo. Tampoco, ante tanta novedad, le gustaba estar en brazos. Eso se veía a leguas.

En ese momento, hasta lo comenté en voz alta, pensé "qué maravillosa manera de caminar: usar una de las avenidas más concurridas del centro para entrenarse en el dificil arte de mantenerse erguido"

Hoy tuve el más hermoso espectáculo de los muchísimos que nos regala la vida cada día.