Pollitos locos... o agapornys con mucha personalidad
“Qué haces? A dónde vas?... Qué es eso?... Ya vas a empezar con la pedidora de besos?! ‘Ta bien, pues, un besito… Más besitos, varios, para que no te quejes, ah?… Otro más? No te cansas? Ja,ja,ja,ja,ja… Qué cosa tan seria que eres….
NO! No me gusta eso y lo sabes!... No!! Qué fastidio contigo, chico! … Ja,ja,ja,ja,ja,ja! Me haces cosquillas!! Ja,ja,ja,ja,ja,ja… Noo!! Pero qué abusadorcito que eres…
Y ahora qué quieres?... A dónde vas?!!!... Pero qué abuso!! En mi escote a cuenta de qué?... No vale, esto se cuenta y no se cree…”
Precisamente por esto último es que me decido a contarlo, a ver quién me cree. De un tiempo a esta parte, he tenido que convivir con un cierto individuo de maneras peculiares y de costumbres, digámoslo así, bastante inusuales
El nombre del individuo? Barbarito. Sí, tocayo del difunto cantante cubano Barbarito Diez (es que la canción “Frenesí” le iría de perlas para definir su filosofía de vida, me parece). Su edad es una pequeña incógnita pues nadie sabe la fecha exacta de su nacimiento, aunque todos saben bien que es un jovencito muy simpático…
Se le ve siempre de traje vistoso y con los ojos muy abiertos. Es de una naturaleza inquieta y muy espabilada. Ingenioso y creativo, no se puede negar que se gana cada beso que pide.. .y si no se los gana, se los damos de buen grado. Y esa es otra: tiene una falta de cariño que parece infinita! O eso es lo que yo intuyo por la forma en que pide besos al que se le acerca. Se le queda viendo fijamente a uno y se lanza esperando que le den su beso…
Es muy pero muy confiado: nunca se le verá dudando de que alguien le de la mano cuando lo necesite. Sabe, lo intuye, que nadie lo dejará caer… literalmente:
El personaje es tan colorido como su plumaje. Sí, no me equivoque, plumaje. Es que se trata del periquito de mi hermana. Anteriormente hablé de él en mi blog de los Exilios, para ser más específica, en dos posts: uno sobre sus primeras travesuras y otro sobre sus ocurrencias posteriores.
Corre de un lado a otro de su jaula pidiendo que lo saquen, come semillas de girasol pero si lo dejan suelto por la mesa también podría comerse un pedazo de hilo que se consiga mal puesto. Si ve un papel... han visto perforadoras de documentos? Bueno, versión mini? Se hacen una idea? Así hace cuando ve n pedazo de papel: repasa toda la orilla del papel haciendo huequitos con su pico. Una vez lograda la medida que quiere, arranca con la pata el pedacito de papel y procede a mordisquearlo para lograr hacer de esa tirita de unos 2 cms de largo y 3 mms de ancho... una pelotica mínima!
Se emociona con una campanita que le colgaron en la jaula, se pasa de mano a hombro y de hombro a hombro, vuela buscando la voz de la persona que quiere que le colme de besitos, le fascinan las melenas largas para perderse en ellas y treparse de los hombros a la coronilla (cima de la cabeza) del que lo sostiene y pide su bañera para que lo bañen. Cualquier cosa que se mueva rítmicamente le llama la atención y, según parece, le gusta la música de Green Day. Es, ya lo ven, un personaje.
Pero, como no bastara con uno, ahora tenemos a dos. Mafalda, la nueva amiguita de Barbarito, es también un agaporny, pero su personalidad es totalmente diferente. Mafalda es muy independiente y anda a su bola. Mientras Barbarito gusta de explorar las cosas que uno le propone, Mafalda se busca horizontes para investigar. ¿Pequeño detalle? Barbarito sabe volar y controlar distancias. Mafalda parece un “kamikaze con plumas”: se lanza hacia ese horizonte por descubrir sin preguntarse mucho de controles del vuelo para girar o cómo frenar!
Ella descubre el mundo por imitación de lo que Barbarito le propone y luego, como buena Mafalda, hace su interpretación de lo que ve y lo que le pasa. Reacciona a su manera, incomprensible para nosotros en casa. Se abre paso en nuestros corazones y se pone a analizarlo todo con calma... y a picotones feroces. Sí, no termina de entender que no tiene por qué picotearnos, no le vamos a hacer nada malo...
En fin, dejo acá constancia fotográfica de escenas tiernas de “pollitos” locos haciendo cosas inauditas en periquitos. Cosas que sólo se explican por “excesos de personalidad”, como diría alguien que conozco, típicos de los agapornys...
(PD: no logro motnar las fotos!! Esto no es justooooo!!! Tan pronto logre averiguar por qué no me las monta, les aseguro que lo resuelvo y les pongo las fotos de los chicuelos emplumados!)
NO! No me gusta eso y lo sabes!... No!! Qué fastidio contigo, chico! … Ja,ja,ja,ja,ja,ja! Me haces cosquillas!! Ja,ja,ja,ja,ja,ja… Noo!! Pero qué abusadorcito que eres…
Y ahora qué quieres?... A dónde vas?!!!... Pero qué abuso!! En mi escote a cuenta de qué?... No vale, esto se cuenta y no se cree…”
Precisamente por esto último es que me decido a contarlo, a ver quién me cree. De un tiempo a esta parte, he tenido que convivir con un cierto individuo de maneras peculiares y de costumbres, digámoslo así, bastante inusuales
El nombre del individuo? Barbarito. Sí, tocayo del difunto cantante cubano Barbarito Diez (es que la canción “Frenesí” le iría de perlas para definir su filosofía de vida, me parece). Su edad es una pequeña incógnita pues nadie sabe la fecha exacta de su nacimiento, aunque todos saben bien que es un jovencito muy simpático…
Se le ve siempre de traje vistoso y con los ojos muy abiertos. Es de una naturaleza inquieta y muy espabilada. Ingenioso y creativo, no se puede negar que se gana cada beso que pide.. .y si no se los gana, se los damos de buen grado. Y esa es otra: tiene una falta de cariño que parece infinita! O eso es lo que yo intuyo por la forma en que pide besos al que se le acerca. Se le queda viendo fijamente a uno y se lanza esperando que le den su beso…
Es muy pero muy confiado: nunca se le verá dudando de que alguien le de la mano cuando lo necesite. Sabe, lo intuye, que nadie lo dejará caer… literalmente:
El personaje es tan colorido como su plumaje. Sí, no me equivoque, plumaje. Es que se trata del periquito de mi hermana. Anteriormente hablé de él en mi blog de los Exilios, para ser más específica, en dos posts: uno sobre sus primeras travesuras y otro sobre sus ocurrencias posteriores.
Corre de un lado a otro de su jaula pidiendo que lo saquen, come semillas de girasol pero si lo dejan suelto por la mesa también podría comerse un pedazo de hilo que se consiga mal puesto. Si ve un papel... han visto perforadoras de documentos? Bueno, versión mini? Se hacen una idea? Así hace cuando ve n pedazo de papel: repasa toda la orilla del papel haciendo huequitos con su pico. Una vez lograda la medida que quiere, arranca con la pata el pedacito de papel y procede a mordisquearlo para lograr hacer de esa tirita de unos 2 cms de largo y 3 mms de ancho... una pelotica mínima!
Se emociona con una campanita que le colgaron en la jaula, se pasa de mano a hombro y de hombro a hombro, vuela buscando la voz de la persona que quiere que le colme de besitos, le fascinan las melenas largas para perderse en ellas y treparse de los hombros a la coronilla (cima de la cabeza) del que lo sostiene y pide su bañera para que lo bañen. Cualquier cosa que se mueva rítmicamente le llama la atención y, según parece, le gusta la música de Green Day. Es, ya lo ven, un personaje.
Pero, como no bastara con uno, ahora tenemos a dos. Mafalda, la nueva amiguita de Barbarito, es también un agaporny, pero su personalidad es totalmente diferente. Mafalda es muy independiente y anda a su bola. Mientras Barbarito gusta de explorar las cosas que uno le propone, Mafalda se busca horizontes para investigar. ¿Pequeño detalle? Barbarito sabe volar y controlar distancias. Mafalda parece un “kamikaze con plumas”: se lanza hacia ese horizonte por descubrir sin preguntarse mucho de controles del vuelo para girar o cómo frenar!
Ella descubre el mundo por imitación de lo que Barbarito le propone y luego, como buena Mafalda, hace su interpretación de lo que ve y lo que le pasa. Reacciona a su manera, incomprensible para nosotros en casa. Se abre paso en nuestros corazones y se pone a analizarlo todo con calma... y a picotones feroces. Sí, no termina de entender que no tiene por qué picotearnos, no le vamos a hacer nada malo...
En fin, dejo acá constancia fotográfica de escenas tiernas de “pollitos” locos haciendo cosas inauditas en periquitos. Cosas que sólo se explican por “excesos de personalidad”, como diría alguien que conozco, típicos de los agapornys...
(PD: no logro motnar las fotos!! Esto no es justooooo!!! Tan pronto logre averiguar por qué no me las monta, les aseguro que lo resuelvo y les pongo las fotos de los chicuelos emplumados!)
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