04 mayo, 2006

Lección para el profesor

Tengo años dando clases.

En esos años he aprendido que el maestro casi siempre es alumno. Y el alumno que hoy es maestro puede que mañana no lo sea.

He aprendido que, como profesora, no debo exigirme a dar absolutamente todo lo que sé de este tema, sino a aceptar que si se me olvidó algo, en la próxima clase puedo y debo darlo.

Sé también que no debo dar la clase como la estructuré y la medí, sino como salió, en el momento en que apareció dar esta información y de la manera en que debí explicarla.

También he descubierto, con el tiempo, que cada alumno es distinto, que cada clase es diferente y que cada grupo al que le doy clases es único.

He visto que dar la misma materia, el mismo día, con el mismo material preparado, nunca resulta en lo mismo y la materia nunca se da de la misma forma. Enseño las mismas cosas, pero no de la misma forma.

Y la vida se parece a un aula de clases...

He venido a enseñar a algunos. A veces son clases en grupo y a veces individuales. Sé más que ellos y es mi deber recordar ser paciente y respetuosa de sus ritmos de aprendizaje.

Debo darles una materia en específico y debo cubrir ciertos temas en un cierto orden, pero debo hacerlo de la manera que yo vea que puede ser más provechosa para cada pupilo.

Debo ser humilde y recordar que, por saber más que ellos, no significa que lo sé todo.

Debo recordar respirar profundo y pensar antes de abrir la boca o actuar con impulsividad para corregir a un alumno con una actitud en particular.

Debo aceptar que quizás el alumno al que enseño no aprenda nunca y que eso no necesariamente sea porque yo no supiera enseñarle, sino porque no estaba listo para aprender eso.

También debo recordar que el buen profesor sólo se mide en función de los alumnos problemáticos que logró educar firmemente sin aniquilarles su esencia más característica. Esa misma que tantas molestias causó al buen profesor que se desesperó y que casi lo llevó a medidas disciplinarias castrantes o coaccionantes.

Y claro, no puedo olvidar que, al final, el profesor es más alumno que el pupilo frente al que se detalla en explicaciones...

Gracias por hacérmelo ver, Y. aunque yo tardara en verlo...

1 Comments:

Blogger Laura Dijo...

De profe y alumna en la vida...

Zapp: Perdone usted, no quería hacer cátedra docente en mi blog. Nada más quería hacer una especie de decálogo personal de lo que muchas veces somos en la vida: profesores-alumnos. Era más como un acercamiento "zen" a al vida, usando la docencia como metáfora.

Usted perdone, para las cátedras no me tomo licencia en el blog, por acá me recreo y trato de anotra en "hojitas que no se las lelva el viento" cosas que me pueden resultar interesantes más adelante. Y claro, ¿por qué no?, que quizás puedan resultarles interesantes a algunos más por ahí que se las tropiecen.

Su visión, sin embargo, es muy acertada, a los alumnso así, hay maneras de tratarlos y por eso ahora hay "equipos multidisciplinarios" con docentes, psicólogos y asistentes sociales que procuran solventar esos casos "imposibles" como alumnos. Y creo que es mejor así, la cooperación siempre saca la mejor cara de los que participan en el proyecto.

Gracias por su comentario...

11:50 p. m.  

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