Partes de silicone
"Lo mejor para bajar la barriga es hacerse las lolas"
Equipo creativo de publicidad de Fox.
Caigo en un tema en el que casi nadie suele tomarme en serio porque mi busto mide casi lo que mis caderas y, exceptuando mi cintura, casi podría entrar en el consabido canon de la belleza "perfecta"... según el criterio de Osmel Sousa, director y gurú de la Organización Miss Venezuela: 90, 60, 90. Claro, mis medidas reales NO pienso revelarlas porque no quiero hacer de esto un sitio para que me conozcan mejor sino para que me oigan y alguien haga caso a mi modesta denuncia, desde mi modesta palestra.
La cita con la que empiezo este artículo, la consigo en una valla de una autopista de la ciudad. La veo en la mente de muchachas de mi edad, mujeres mayores que yo y, oh sorpresa, hasta en niñas de 15 años a quienes se les hace a veces, como regalo de cumpleaños, la tan "anhelada" cirugía de mamoplastia para aumentarse unas tallas y "ganar autoestima", según alegan algunas.
El tema de la cirugía cosmética pasa por dos vertientes: la negación rotunda y la aprobación sin juicios. Y ambos extremos me parecen erróneos porque no podemos ni negar las ventajas ni obviar las desventajas de ninguna cirugía, sea con el propósito que sea, en parte alguna de nuestros cuerpos.
A ver si me explico, la cirugía plástica tiene muchas cosas buenas. Pero considero que debe usarse para lo que fue concebida: corregir los desperfectos estéticos que afean la imagen corporal y dañan seriamente la autoimagen del paciente. Huelga decir, yo no soy las que justifican una cirugía plástica en la nariz (rinoplastia) en el caso de una nariz como la mía: perfectamente funcional, sin problemas de desviación del eje de simetría, sin abultamientos anormales, sin redondeces colgantes ni estrafalariedades varias.
Justifico las rinoplastias en casos de narices que afectan visiblemente la salud de su portador o que, por alguna otra razón, su colosal tamaño, anormal disposición o invasiva fisonomía logren causar una interrupción visual que afecte enormemente la paz mental y la sensación de "bien- estar" de la persona que las lleva.
Para hacer más clara mi exposición, pongamos de ejemplo mi nariz. Mi nariz (en la imagen), aparte de voluminosa y con tendencia a la sonrojación indiscreta y su rinitis crónica, es de lo más armónica con el resto de mis facciones (ojos grandes, boca grande, nariz -lógicamente- grande) y cumple precisamente con sus cometidos: me deja respirar, es una caja de resonancia super eficaz para mis vocales nasales del francés, capta magníficamente los olores, tiene propiedades táctiles muy afinadas para ser un pedazo de piel expuesto siempre y es hasta un sensor atmosférico que capta la presencia de lluvia inminente. Así las cosas, si bien tiene una bolita en la punta (que si la pinto de rojo en las fiestas ya tengo resuelta la nariz de payaso... podría verlo por ahí), tiene un ligero arco que me hace ver como la imagen de Julio Cesar en las monedas romanas y es "algo grande para una nariz femenina" es completamente funcional y no hay razón alguna para hacerle nada más. Si me la opero es "porque me da la gana". No hay, de trasfondo, ninguna razón médica especial, ni de vida o muerte para mi autoestima, que haga que yo me opere mi nariz.
Sin embargo, esas son, las cirugías que abundan, las cirugías que yo llamo "cirugías me-da-la-gana": se eliminan defectos que sólo existen en la mente hiperbólica o transfiguradora del portador. Así, por ejemplo, narices que no son como las de las modelos, que no son "hermosas"(¿he de hablar de la subjetividad de la belleza?) ni puntiagudas, que no son afinadas ni levantaditas, que no son "viriles" (vaya usted a saber qué es una nariz viril!!!) ni "femeninas" (idem), son operadas sólo porque quieren seguir un canon, el que sea, olvidando incluso la armonía del rostro en ciertos casos.
Lo mismo ocurre con las pantorrillas, los mentones, los senos, los glúteos y otras "partes" con las que se puede refaccionar en la actualidad el cuerpo humano. Muchas veces la gente se somete a operaciones que no necesitan porque ya tienen un buen mentón, un buen par de senos (y digo "bien" en el sentido estético de la armonía y la cuasi perfección) o un buen "lo-que-sea" que se operan una y otra vez.
La cirugía plástica tiene una finalidad. Nadie va a hacerse una operación del cólon ni se manda a extirpar la vesícula sin necesitarlo realmente. Es, a nuestros ojos, una aberración. Es tan incoherente como si un día llegara alguen a la consulta de un gastroenterólogo diciendo "doctor, yo quiero los intestinos como Brad Pitt". Así mismo es la cirugía estética, tiene un fin y una prescripción determinada y debería permanecer circunscrita a los propósitos para lso que fue diseñada.
Claro, es un poco fregado explicarle a alguien que le agarró ideas a su nariz que la vida no se mide toda en función de ella, que por qué mejor no se dedica a hacer caridad con el dinero que piensa usar en su rinoplastia estética (que podría dejarle la nariz peor que ahora). Basta con que el paciente alegue que le afecta mucho su autoestima para que el doctor no pueda hacer sino encogerse de hombros y decir "ni modo, entonces hay que operarle la nariz". Y seguramente, al final, aunque tenga la cara hermosa y su nariz perfecta, el paciente seguirá odiándose por ser menos que su hermano, por no lograr todo lo que sus amigos han logrado o no poder ascender en su trabajo como había planficado. Es que, habría que explicárselo mejor a los pacientes, la autoestima no se sube con caprichitos estéticos.
Tal y como nuestra sociedad la concibe, la cirugía cosmética no puede interpretarse sino como la intención de hacerse ver como otro, no como uno mismo. Como copiarse a alguien, como no ser uno sino otro. ¿Y para qué quiero verme como alguien? ¿El chiste no era tratar de ser original?
La autoestima parte del hecho de saber apreciarse tal cual uno es. Aprender a entender lo mucho que cada uno vale para sí mismo, consiste en algo tan simple pero tan simple como amarse a uno mismo. Quererse. Estimularse. Abrazarse sabiendo que "aunque seas imperfecto, así te quiero... porque no te concibo mejor de otra forma". Es TAN fregado eso. Y si lo dudan, cuántos de entre ustedes se han escrito a sí mismos una carta de amor? Sí, así como lo leyeron, una carta en la que se dicen a sí mismos las cosas lindas que son, qué sienten por sí mismos, qué tan indispensables son para sí mismos "a pesar de los defectos que puedan empañar la perfección"? Ah! Hagan el ejercicio y me cuentan, les parece? Por aquí mismo, si les provoca.
A ver si vamos terminando de entender que la barriguita es bella así como es porque es MIA, nadie la ha cortado, afinado, reubicado, amoldado ni reestructurado y, obviamente, nadie la va a usar como modelo para hacerse la suya porque se escapa a los cánones y los patrones. Así como "la arruga es bella" (como decía el modisto español que puso de moda el lino), deberíamos empezar a pensar que las barriguitas y las narices, los senos y las nalgas, las pantorrillas y los mentones son lindos tal cual son, precisamente porque son originales, únicos, como un Picasso, un Monet, un Dalí o un Renoir...
Equipo creativo de publicidad de Fox.
Caigo en un tema en el que casi nadie suele tomarme en serio porque mi busto mide casi lo que mis caderas y, exceptuando mi cintura, casi podría entrar en el consabido canon de la belleza "perfecta"... según el criterio de Osmel Sousa, director y gurú de la Organización Miss Venezuela: 90, 60, 90. Claro, mis medidas reales NO pienso revelarlas porque no quiero hacer de esto un sitio para que me conozcan mejor sino para que me oigan y alguien haga caso a mi modesta denuncia, desde mi modesta palestra.
La cita con la que empiezo este artículo, la consigo en una valla de una autopista de la ciudad. La veo en la mente de muchachas de mi edad, mujeres mayores que yo y, oh sorpresa, hasta en niñas de 15 años a quienes se les hace a veces, como regalo de cumpleaños, la tan "anhelada" cirugía de mamoplastia para aumentarse unas tallas y "ganar autoestima", según alegan algunas.
El tema de la cirugía cosmética pasa por dos vertientes: la negación rotunda y la aprobación sin juicios. Y ambos extremos me parecen erróneos porque no podemos ni negar las ventajas ni obviar las desventajas de ninguna cirugía, sea con el propósito que sea, en parte alguna de nuestros cuerpos.
A ver si me explico, la cirugía plástica tiene muchas cosas buenas. Pero considero que debe usarse para lo que fue concebida: corregir los desperfectos estéticos que afean la imagen corporal y dañan seriamente la autoimagen del paciente. Huelga decir, yo no soy las que justifican una cirugía plástica en la nariz (rinoplastia) en el caso de una nariz como la mía: perfectamente funcional, sin problemas de desviación del eje de simetría, sin abultamientos anormales, sin redondeces colgantes ni estrafalariedades varias.
Justifico las rinoplastias en casos de narices que afectan visiblemente la salud de su portador o que, por alguna otra razón, su colosal tamaño, anormal disposición o invasiva fisonomía logren causar una interrupción visual que afecte enormemente la paz mental y la sensación de "bien- estar" de la persona que las lleva.
Para hacer más clara mi exposición, pongamos de ejemplo mi nariz. Mi nariz (en la imagen), aparte de voluminosa y con tendencia a la sonrojación indiscreta y su rinitis crónica, es de lo más armónica con el resto de mis facciones (ojos grandes, boca grande, nariz -lógicamente- grande) y cumple precisamente con sus cometidos: me deja respirar, es una caja de resonancia super eficaz para mis vocales nasales del francés, capta magníficamente los olores, tiene propiedades táctiles muy afinadas para ser un pedazo de piel expuesto siempre y es hasta un sensor atmosférico que capta la presencia de lluvia inminente. Así las cosas, si bien tiene una bolita en la punta (que si la pinto de rojo en las fiestas ya tengo resuelta la nariz de payaso... podría verlo por ahí), tiene un ligero arco que me hace ver como la imagen de Julio Cesar en las monedas romanas y es "algo grande para una nariz femenina" es completamente funcional y no hay razón alguna para hacerle nada más. Si me la opero es "porque me da la gana". No hay, de trasfondo, ninguna razón médica especial, ni de vida o muerte para mi autoestima, que haga que yo me opere mi nariz.
Sin embargo, esas son, las cirugías que abundan, las cirugías que yo llamo "cirugías me-da-la-gana": se eliminan defectos que sólo existen en la mente hiperbólica o transfiguradora del portador. Así, por ejemplo, narices que no son como las de las modelos, que no son "hermosas"(¿he de hablar de la subjetividad de la belleza?) ni puntiagudas, que no son afinadas ni levantaditas, que no son "viriles" (vaya usted a saber qué es una nariz viril!!!) ni "femeninas" (idem), son operadas sólo porque quieren seguir un canon, el que sea, olvidando incluso la armonía del rostro en ciertos casos.
Lo mismo ocurre con las pantorrillas, los mentones, los senos, los glúteos y otras "partes" con las que se puede refaccionar en la actualidad el cuerpo humano. Muchas veces la gente se somete a operaciones que no necesitan porque ya tienen un buen mentón, un buen par de senos (y digo "bien" en el sentido estético de la armonía y la cuasi perfección) o un buen "lo-que-sea" que se operan una y otra vez.
La cirugía plástica tiene una finalidad. Nadie va a hacerse una operación del cólon ni se manda a extirpar la vesícula sin necesitarlo realmente. Es, a nuestros ojos, una aberración. Es tan incoherente como si un día llegara alguen a la consulta de un gastroenterólogo diciendo "doctor, yo quiero los intestinos como Brad Pitt". Así mismo es la cirugía estética, tiene un fin y una prescripción determinada y debería permanecer circunscrita a los propósitos para lso que fue diseñada.
Claro, es un poco fregado explicarle a alguien que le agarró ideas a su nariz que la vida no se mide toda en función de ella, que por qué mejor no se dedica a hacer caridad con el dinero que piensa usar en su rinoplastia estética (que podría dejarle la nariz peor que ahora). Basta con que el paciente alegue que le afecta mucho su autoestima para que el doctor no pueda hacer sino encogerse de hombros y decir "ni modo, entonces hay que operarle la nariz". Y seguramente, al final, aunque tenga la cara hermosa y su nariz perfecta, el paciente seguirá odiándose por ser menos que su hermano, por no lograr todo lo que sus amigos han logrado o no poder ascender en su trabajo como había planficado. Es que, habría que explicárselo mejor a los pacientes, la autoestima no se sube con caprichitos estéticos.
Tal y como nuestra sociedad la concibe, la cirugía cosmética no puede interpretarse sino como la intención de hacerse ver como otro, no como uno mismo. Como copiarse a alguien, como no ser uno sino otro. ¿Y para qué quiero verme como alguien? ¿El chiste no era tratar de ser original?
La autoestima parte del hecho de saber apreciarse tal cual uno es. Aprender a entender lo mucho que cada uno vale para sí mismo, consiste en algo tan simple pero tan simple como amarse a uno mismo. Quererse. Estimularse. Abrazarse sabiendo que "aunque seas imperfecto, así te quiero... porque no te concibo mejor de otra forma". Es TAN fregado eso. Y si lo dudan, cuántos de entre ustedes se han escrito a sí mismos una carta de amor? Sí, así como lo leyeron, una carta en la que se dicen a sí mismos las cosas lindas que son, qué sienten por sí mismos, qué tan indispensables son para sí mismos "a pesar de los defectos que puedan empañar la perfección"? Ah! Hagan el ejercicio y me cuentan, les parece? Por aquí mismo, si les provoca.
A ver si vamos terminando de entender que la barriguita es bella así como es porque es MIA, nadie la ha cortado, afinado, reubicado, amoldado ni reestructurado y, obviamente, nadie la va a usar como modelo para hacerse la suya porque se escapa a los cánones y los patrones. Así como "la arruga es bella" (como decía el modisto español que puso de moda el lino), deberíamos empezar a pensar que las barriguitas y las narices, los senos y las nalgas, las pantorrillas y los mentones son lindos tal cual son, precisamente porque son originales, únicos, como un Picasso, un Monet, un Dalí o un Renoir...
5 Comments:
te quedó bien bueno este post! tengo tiempo con ganas de escribir sobre la cirugía estética, de lo accesible que se ha puesto, tanto como ponerse un peluquin o unas pestañas postizas...pero bueh, eso es entrar en temas subjetivos como "qué es la belleza"
Cónchale Laurita, no se como disculparme, tengo tiempo sin pasar por acá. Pero bueno, aquí estoy de regreso y me encuentro con éste tremendo escrito.
Creo que todo el asunto de las cirugías, los "arreglitos" o como dicen ahora el tunning corporal es un problema de autoaceptación. Si no eres capáz de aceptarte a ti mism@, siempre te sentirás mal. Por supuesto, hay personas que por sus defectos físicos REALMENTE requieren de la cirugía para llevar una vida normal o por lo menos una vida donde su autoestima no conspire en contra de sus propias realizaciones como persona, como profesional, como ser humano.
En fin preciosa, es un grato placer estar de nuevo por aquí.
Saludos desde Guanare :-)
a veces sucede que con la cirugia plastica externa a mas de una le queda operada una cirugia plastica del alma. rodolfo
Taller de reflexiones sobre la silicone al habla:
Troka: Ah!! Mi Troka querida! El tema de la beleza es taaaaan extenso! Ya lo decía el mismísimo Leonardo Da Vinci "La belleza reside en los ojos de quien la mira y en el alma de quien la contempla".
Da terror lo accesible que se ha hecho la cirugía estética porque eso acarrearía también la popularización de medidas anormales. Y no quiero pensar en "los pasos siguientes" en este camino hacia la "estética perfecta".
Un saludo!
Ernesto: Bienvenido seas cuando quieras y puedas, no te excuses por nada...
A eso me refería yo con el párrafo en el que decía: "... Pero considero que debe usarse para lo que fue concebida: corregir los desperfectos estéticos que afean la imagen corporal y dañan seriamente la autoimagen del paciente." Hay casos en los que tras un accidente, una quemadura, una enfermedad particular, una amputación (como en el cancer de seno), la cirugía estética viene no sólo a devolverle al paciente su autoestima... sino que hasta lo hace anhelar avanzar en el camino de la recuperación. En esos casos, para los casos que realmente requieren de una cirugía estética, ésta puede llegar a ser un auténtico "milagro".
Rodolfo: Así como le decía a Ernesto, para quien ha perdido un pedazo de la cara o el mentón en un accidente, la(s) cirugía(s) estética(s) a la(s) qu deba de someterse serán no sólo un síntoma de mejoría, sino una especie de meta a la que llegará sólo si es perseverante. En el camino, se corregirán no sólo los defectos físicos sino los emocionales.
Ahora, tanto tú como Ernesto y los demás lectores, estarán de acuerdo en que ir a hacerse una mamoplastia para pasar de copa A a copa D por el puro gusto de parecerse más a lo que no son (por alguna razón no será, no creen?), es una perversión de ese procedimiento quirúrgico que tantas veces significó la mejoría asombrosa de un paciente.
Nada, que yo sigo pensando que la cirugía estética sin propósito (la que abunda), es como decirle a un gastroenterólog "Doctor, yo quiero unos intestinos lindos, algo así... tan armónico como los de Julia Roberts, sabe? Pero proporcionados para mí, no? Así, Doctor".
Buenos días, Perdona que te escriba de forma pública pero no he encontrado otra forma de contactar contigo. Estuve leyendo tu blog y estoy muy interesado en contactar con vosotros. Me parece que la información es muy interesante y actual. Tenéis algún mail de contacto directo? Os dejo mi mail, moseofree@gmail.com espero poder conversar con vosotros. Un saludo,
*Por favor si respondes a mi solicitud, indícame la URL de tu web para recordarte!!!
Manuel.
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