05 septiembre, 2006

Sin despedirte...

Mientras que pasa la vida
como una película en tu mente
justo antes de fallecer
va subiendo el frío por tus pies.

Sobre el asfalto termina
todo para tí
mientras se acercan los curiosos
que han de seguir
y tú te preguntas
por qué así.

Justo ahora que los pájaros
de la alegría estaban en tu balcón
que el nombre de ella se iba
cocinando a fuego lento en tu corazón

Que hay un amanecer
que aún no has vito y no estás listo para irte
sin despedirte del amor.

Mientras se acaba tu vida
tus mayores sueños te rodean
en silencio para llorar
huérfanos que también morirán.

Justo ahora que los pájaros
de la alegría estaban en tu balcón
que el nombre de ella se iba
cocinando a fuego lento en tu corazón

Que hay un amanecer
que aún no has vito y no estás listo para irte
sin despedirte del amor.

Y habrá una cruz en la vía
con tus dos fechas inscritas
dos veces al año estará florida

Justo ahora que los pájaros
de la alegría estaban en tu balcón
que el nombre de ella se iba
cocinando a fuego lento en tu corazón

Que hay un amanecer
que aún no has vito y no estás listo para irte
sin despedirte del amor.

Hace un minuto tenías
tanta prisa que has llegado
muy temprano al día del juicio final.
Para arrepentirte,
es tarde ya.

Sin despedirte. Jeremías. Del album "Ese que va por ahí"

Si bien la canción trata sobre la muerte violenta de gente joven ("Que hay un amanecer
que aún no has visto y no estás listo para irte...") por conducir a exceso de velocidad ("hace un minuto tenías tanta prisa..." "Y habrá una cruz en la vía con tus dos fechas inscritas..."), el tema se puede aplicar perfectamente a una muerte en particular: la de una persona joven, que nos toque muy cerca.

En mi caso, hay una así...

Una persona que también gustaba de hacer las cosas rápidamente, que siempre iba por la salida más cercana, por el camino más corto, por la vía más despejada, con la mente prehecha del sitio que se conocía bien para buscar sólo lo que necesitaba y salir rápido del lugar... y se ufanaba de no permanecer en una tienda nunca más de media hora como no fuera el gigantesco Ikea en las afueras de Bruselas...

Una persona que no había visto muchos amaneceres, aunque sí había visto unos cuantos... pero no había visto los que, según el promedio de vida de Bélgica, le correspondía a sus 33 años...

Una persona que había comenzado a cocinar a fuego lento en su corazón la solidez de una relación formal...

Una persona para la que los pájaros de su alegría comenzaban a trinar...

Y a la que, de repente, se le vieron truncadas las alegrías con una pequeña petición de su pareja: ir a ver a su familia por un mes mientras se pensaba qué hacer con la relación y sus problemas como pareja.

De allí en más, la velocidad fue su consigna, como siempre lo había sido, como nunca dejó de serlo. Le pidió a su pareja salir rápidamente de esa incómoda situación, no más de dos días para pensarlo, y escoger entre irse o quedarse...

Cuando decidió marcharse, se dedicó a ayudarle a hacer rápidamente su equipaje y le pidió adelantar la fecha del viaje de regreso "porque me va a dar mucha alegría cuando salga de todo este desorden, este caos en mi casa y esta ambigüedad incómoda."

Justo entonces empezó a decir que se sentía mejor de haber podido terminar en buenos términos, de haber podido tener la ocasión de comprobar que no era la persona ideal para una relación de convivencia cotidiana con una pareja, sino la de "juntos pero separados", como la definió: juntos pero en casas separadas.

Y la idea era salir rápidamente del dolor... entrar rápidamente en la "etapa después"... empezar rápidamente "el resto de mi vida"... Y decía "no puedo esperara a vivir el resto de mi vida..."

Se fue con amigos de fiesta.

Bebió, un poco para celebrar, un poco para olvidar... aún cuando no debia hacerlo por razones médicas.

Se dejó llevar por el mundo fuera de él y no por sus ritmos: dormía 12 horas, comía 2 veces al día, irregularmente, y salía de fiesta 1 día de cada 4...

El resto del tiempo lo cocinaba entre la tele y los videos alquilados...

El, quien siempre tuvo prisas para todo, llegó muy temprano al día del juicio final.

Para arrepentirse, fue tarde ya.

Y no despertó.

No era exactamente por eso por lo que me gustaba la canción, sino por la música. Pero cuando oí la letra para ver por qué, inconscientemente, me gustaba tanto la canción, me encontré con este reflejo de lo que podría sentirse al momento de morir. A veces la letra tiene un contenido muy preciso que no somos capaces de discernir porque no escuchamos la canción, la oimos de pasada... Quizás ni siquiera entendemos el idioma! Pero su tema nos refleja una parte de nuestro sentir en ese preciso momento...

Y hoy, Jeremías me ha contado de lo que quizás sentiste al partir, J. Me permití hablar de tí para explicarle a mis lectores por qué esta canción vale tanto para mí y por qué yo a veces hablo de canciones en mis posts. Lo hice a pesar de que tu decías que esto de un blog es my público.

Realmente, somos más públicos de lo que creemos, sabes? El vecindario entero te conoce, los amigos de tus padres, los conocidos de tus amigos, los conocidos que frecuentas, los tenderos con los que charlas un poco cada día... tu familia...

Y, a veces, ellos también se acordarán de tí un par de veces al año.

Para el resto, los que te quisimos más de cerca, tu sabes que la cruz florece en ese lado de la vía casi cada día. Una flor o una sonrisa, un recuerdo o una melodía....

... y sí, quizás también un post, una lágrima o un poquito de melancolía.

2 Comments:

Blogger 3rn3st0 Dijo...

La muerte, la muerte, siempre la muerte. Hace algunos días escribí algunas reflexiones sobre ella. Está presente en cada uno de nuestros momentos, en cada uno de los que habitamos este pequeño planeta en medio de la inmensidad de un universo sin fin.

Ella está allí siempre y de las cosas de la vida, es, posiblemente, lo único con lo que podemos contar con seguridad. Muchas cosas podrán fallarnos, pero ella, ella no. Ella esperará su momento y nos tomará de la mano para llevarnos quien sabe donde.

--- o ---

Triste historia la que narras Laura, triste por las muchas cosas que se dejan de hacer por el apuro y las "ansias" de que todo ocurra rápidamente.

Desde hace algo menos de dos años se me metió en la cabeza de que voy a morir luego de cumplir 56 años, y no es algo que me atemorice ni me cause miedo, es sólo una especie de certeza de que luego de que esos dos guarismos de junten llegará mi momento.

Sin embargo sigo sin prisas, no tengo apuros por disfrutar de lo que la vida me ha dado. Quisiera más, pero no me siento insatisfecho.

--- o ---

Gracias por tu carta, aún no la respondo. Quiero estar en soledad y tranquilidad para poder escribirte con el gusto y la dedicación que me has regalado y corresponder como es debido.

Chao

10:04 a. m.  
Blogger meli Dijo...

Hola Laura, siento la misma impresión que tu tienes con la canción de Jeremias. De verás que me parece una canción extraordinaria. Al igual que tu, me deje llevar primero por la música, pero al escuchar la letra fue impactante y más cuando recientemente murió un amigo en esas condiciones. La canción le va completa. El dejó una niña de 5 años y una esposa que, casualmente, se llama como yo: Melina. Creo que esta canción unirá a todas aquellas personas que hayan perdido a amigos o seres queridos.
En mi país, las muertes de este tipo son comunes, soy de Venezuela, de allí también es Jeremias, quizas vivió algo que le inspiro esta canción. Fue una musa grande.

12:13 p. m.  

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