Les voy a contar un cuento...
Hablaba con un amigo. Luego de preguntarle por su día, sus cosas y sus proyectos, tras confortarlo en la certeza de que no está solo en el mundo en lo que concierne a enderezar entuertos del trabajo (aunque no sea él el que los haya producido pero sí el único capaz de resolver lo malogrado), se me ocurrió preguntarle qué más le tenía para contarme.
-No mucho, brujita. Dijo.
-Cuéntame un cuento...
En Venezuela se "echa" un cuento cuando se narra a otros, con multitud de detalles y pompa pausada, un hecho que nos ocurre en la cotidianidad de nuestras pequeñas mortalidades. Así, para los venezolanos, "contar" y "echar" un cuento son cosas muy diferenciadas.
Como si hubiera analizado el concepto que le había presentado, mi amigo se quedó mudo algunos instantes.
-¿Que te cuente un cuento? Preguntó por fin.
-Sí.
- A ver...
-El Principito le pidió a un aviador que le dibujara un cordero que no pareciera enfermo ni triste... yo le estoy pidiendo al adulto que fue un niño con un guiñol, que me cuente un cuento... no ha de ser tan dificil, verdad?
-Jajajaja... qué linda! Dijo.
-Gracias...
Me sonrojé y bajé la mirada.
Pausa.
Pausa.
-Cuéntame un cuento, por favor...
Pausa.
-Jajajajajaja... jajajajaja... A ver...
Pausa.
-Érase una vez...
Pausa.
Pausa.
-Toda buena historia debe comenzar con un "érase una vez". Aunque, bien visto, esta historia podría tener un par, o incluso tres...
Pausa.
Pausa.
- ¿Por qué tres y no sólo un "érase una vez"? ¿Qué pasó con el cuento?
Pausa.
Larga pausa.
Paciente pausa.
Pausa.
- Érase una vez un cuentacuentos que...
- ...de tanto contar cuentos...
- ...aquí y allá...
- ... sintió que no tenía más nada que contar y que no tenía más cuentos.
Pausa.
-Me gustó tu relato. Te perdono la vida por esta vez hasta que termines tu relato.
Dije a mi amigo recordando la razón que mantuvo a todo un reino libre de la voraz furia de un rey que vivió un mil y una noches enamorado de los cuentos que una bella doncella tuvo la ingeniosidad de contarle.
-Jajajajaja... Gracias... A ver...
Pausa.
-El cuentacuentos se había convertido en un hombre callado y gruñón.
Pausa.
Larga pausa.
-Qué triste. Qué triste final...
Pausa.
-Sí, sus finales eran tristes. Y los niños lo encontraban y le halaban la camisa pidiéndole "señor cuentacuentos, cuéntanos un cuento, cuéntanos un cuento" y él, molesto, se los sacudía gruñéndoles.
Pausa.
-Oh! Aún más triste es eso...
Pausa.
Pausa.
Pausa.
-¿Por qué el cuentacuentos contó tantas historias? ¿Qué pasará con él? ¿Por qué te has detenido, cuentacuentos?
Pausa.
- Me he quedado sin ideas. (La niña de las preguntas me desconcertó y me quedé sin ideas para seguir la historia... jajajajaja...)
-Oh! Lo siento. Es culpa mía, es cierto. Prometo no decir nada y escuchar callada. Cuéntame un cuento...
Pausa.
Pausa.
-Érase una vez...
Pero de allí no pasó. El niño del guiñol ya adulto se había quedado sin ideas para contarle un cuento a la niña que habita en mi adultez. El cansancio, dijo él, le había vencido la imaginación.
¿Será que no es el cansancio sino la rigidez del pensamiento adulto lo que nos deja sin ideas para poner a volar la imaginación?
¿Nos pasa así a todos?
Sigo queriendo oir un cuento. ¿Alguien tiene alguno que quiera contarme? Y cuéntenme qué hacía ese niño fabuloso que narra un cuento para la niña soñadora, lectora, alegre, tranquila, curiosa y dulce que vive en mi contenida, responsable, invertida, dudosa y serena adultez.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
- Gracias.
Silencio
-No mucho, brujita. Dijo.
-Cuéntame un cuento...
En Venezuela se "echa" un cuento cuando se narra a otros, con multitud de detalles y pompa pausada, un hecho que nos ocurre en la cotidianidad de nuestras pequeñas mortalidades. Así, para los venezolanos, "contar" y "echar" un cuento son cosas muy diferenciadas.
Como si hubiera analizado el concepto que le había presentado, mi amigo se quedó mudo algunos instantes.
-¿Que te cuente un cuento? Preguntó por fin.
-Sí.
- A ver...
-El Principito le pidió a un aviador que le dibujara un cordero que no pareciera enfermo ni triste... yo le estoy pidiendo al adulto que fue un niño con un guiñol, que me cuente un cuento... no ha de ser tan dificil, verdad?
-Jajajaja... qué linda! Dijo.
-Gracias...
Me sonrojé y bajé la mirada.
Pausa.
Pausa.
-Cuéntame un cuento, por favor...
Pausa.
-Jajajajajaja... jajajajaja... A ver...
Pausa.
-Érase una vez...
Pausa.
Pausa.
-Toda buena historia debe comenzar con un "érase una vez". Aunque, bien visto, esta historia podría tener un par, o incluso tres...
Pausa.
Pausa.
- ¿Por qué tres y no sólo un "érase una vez"? ¿Qué pasó con el cuento?
Pausa.
Larga pausa.
Paciente pausa.
Pausa.
- Érase una vez un cuentacuentos que...
- ...de tanto contar cuentos...
- ...aquí y allá...
- ... sintió que no tenía más nada que contar y que no tenía más cuentos.
Pausa.
-Me gustó tu relato. Te perdono la vida por esta vez hasta que termines tu relato.
Dije a mi amigo recordando la razón que mantuvo a todo un reino libre de la voraz furia de un rey que vivió un mil y una noches enamorado de los cuentos que una bella doncella tuvo la ingeniosidad de contarle.
-Jajajajaja... Gracias... A ver...
Pausa.
-El cuentacuentos se había convertido en un hombre callado y gruñón.
Pausa.
Larga pausa.
-Qué triste. Qué triste final...
Pausa.
-Sí, sus finales eran tristes. Y los niños lo encontraban y le halaban la camisa pidiéndole "señor cuentacuentos, cuéntanos un cuento, cuéntanos un cuento" y él, molesto, se los sacudía gruñéndoles.
Pausa.
-Oh! Aún más triste es eso...
Pausa.
Pausa.
Pausa.
-¿Por qué el cuentacuentos contó tantas historias? ¿Qué pasará con él? ¿Por qué te has detenido, cuentacuentos?
Pausa.
- Me he quedado sin ideas. (La niña de las preguntas me desconcertó y me quedé sin ideas para seguir la historia... jajajajaja...)
-Oh! Lo siento. Es culpa mía, es cierto. Prometo no decir nada y escuchar callada. Cuéntame un cuento...
Pausa.
Pausa.
-Érase una vez...
Pero de allí no pasó. El niño del guiñol ya adulto se había quedado sin ideas para contarle un cuento a la niña que habita en mi adultez. El cansancio, dijo él, le había vencido la imaginación.
¿Será que no es el cansancio sino la rigidez del pensamiento adulto lo que nos deja sin ideas para poner a volar la imaginación?
¿Nos pasa así a todos?
Sigo queriendo oir un cuento. ¿Alguien tiene alguno que quiera contarme? Y cuéntenme qué hacía ese niño fabuloso que narra un cuento para la niña soñadora, lectora, alegre, tranquila, curiosa y dulce que vive en mi contenida, responsable, invertida, dudosa y serena adultez.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
- Gracias.
Silencio
2 Comments:
yo también pido que me cuenten cuentos... y he tenido buenos resultados.
Sobre todo buenos finales
(pero son solo capítulos)
Ultimamente me he venido a convencer ke contar cuentos es fundamental: "para conquistar una ñiña debes de contar un cuento", "para vender, debes contar un cuento","para ke te escuchén en el trabajo debes de contar un cuento","incluso pa pagar el arriendo, uno debe andar con cuentos...". Alabados sean los ke son capaces de contar cuentos, llamese cuentacuentos...
Curioso el dialogo del artículo. Son tan profundos los textos de Laura ke, como interprete ella, podría algún día explicarmelos. Aunke debo reconocer ke soy yo el ke lo encuentra "profundo", tal vez otra persona lo encuentre normal. Pero como no soy un entendido de las letras, todo los relacionado con ellas (las letras) tienen un grado de complicación para mi.
Como hace mucho tiempo ke tenía a Laura "botada" (por ke en realidad la unica evidencia de una visita en esto de los blog, es ke postées) y todavia debiendole una respuesta a un mail. Tendré ke inventar un "cuento", para ke no se moleste conmigo.
Laurita tanto tiempo!, andaba caminandito por el "blogoespacio profundo" y pasé a verte. Desde la última vez ke andube por aca tenias un articulo del beso, ke al paracer ya esta casi enterrado de tan abajo ke se ha desplazado por los nuevos articulos ke has puesto. Al paracer he andado bastante perdido. Por lo mismo estoy aqui escribiendo, justificando mi ausencia, ya ke tu te has tomado varias veces las molestias de visitar mi blog y yo sin señas en el tuyo. Justificaciones sobrán, desde ke me lo paso trabajando, recopilando papeles pa ponerme a estudiar nuevamente, una cita fallida entremedio, algun ke otro viaje a mi ciudad, hasta ke ando metido organizando sindicatos, arriesgando con ello mi propio pellejo. Pero al parecer eso no justifica la ausencia por ke yo si he notado la tuya. Ese era mi cuento...
Hasta la próxima visita, ke ahora si será mucho más seguida.
Xauuu!
Pabloshi
http://pabloshi.blogspot.com
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